lunes, septiembre 16, 2024

Expediente 2015

¡Viva norte de Veracruz!

Luis Velázquez

06 de julio de 2015

 

Durante muchos sexenios, los políticos del norte de Veracruz se quejaban del menosprecio y desprecio con que el gobernador en turno ejercía el poder marginando por completo el norte de la tierrita jarocha.

Incluso, cada candidato a la jefatura del Poder Ejecutivo repetía como estribillo la misma cantaleta para ganar votos y alimentar esperanzas:

“Ha llegado la hora del norte de Veracruz”.

Es más, cuando Patricio Chirinos Calero desgobernara Veracruz, también repitió la cancioncita; pero nunca, jamás, cumplió.

Ahora, no obstante, Javier Duarte ha cumplido al pie de la letra haciendo justicia a aquella parte del territorio.

Y si alguna duda existe he aquí unos cuantos argumentos irrefutables:

Uno. Ricardo García Escalante (el famoso miembro de la banda de los Porkys, a quien la familia de Mario Humberto Palomeque Ruiz, lo recuerda siempre) presidente municipal de Pánuco, luego de obsequiarle la diputación local.

Dos. Rodrigo García Escalante, director de Inversión Pública de la Secretaría de Finanzas y Planeación, camino a la subsecretaría de Egresos que dejó vacante Carlos Aguirre Morales, defenestrado del cargo por indolencia y desidia con las cuentas alegres y millonarias calificadas como irregularidades por la Auditoría Superior de la Federación.

Tres. Ricardo García Guzmán, Contralor del gobierno de Veracruz… por segunda ocasión, con tanta fuerza política, por ejemplo, para imponer a su director administrativo, Antonio Gómez Pelegrín, como el sexto titular de SEFIPLAN.

Y con más facultades para satanizar a Mauricio Audirac Murillo, inhabilitado por diez años por tantos pecados mortales en la administración pública y enemigo público número uno del contralor.

Cuatro. Manuel de León Maza, director administrativo del secretario General de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón, con fama pública de estarse enriqueciendo a manos llenas, entre otras cositas, por el manejo irracional del presupuesto de la SEGOB.

Cinco. La profesora Sofía de León Maza, a quien Javier Duarte le otorgó la diputación federal que ahora usufructúa Zitta Pazzi, exdirectora del DIF en efl idelato y amiga del gobernador en turno.

Seis. Octavia Ortega, presidenta de la Mesa Directivo de la LXIII Legislatura, sucesora de la princesita del palacio parlamentario, Ana Guadalupe Ingram Vallines.

Los seis, originarios de Pánuco.

Y, por tanto, Duarte se ha convertido en el primer gobernador desde el sexenio, digamos, de Rafael Murillo Vidal, 1968/1974, en hacer justicia al norte de Veracruz.

¡Viva Pánuco!

¡Viva el norte de Veracruz!

Que nadie más, pues, del norte de Veracruz vuelva a quejarse.

Pero también, claro, viva el nepotismo.

Y viva el nepotismo… por lo siguiente:

EN POLÍTICA LA MANO DE DIOS ES LA MANO DEL GOBERNADOR

 

Por ejemplo:

Manuel de León es director administrativo de la secretaría más importante del gabinete legal y ampliado, como es la SEGOB propiedad de Gerardo Buganza Salmerón, el traidor más connotado que ha tenido el PAN, luego de que todos los cargos públicos desempeñados (diputado local y federal en varias ocasiones) le fueron otorgados por la vía pluri.

Y Manuel de León sólo alcanzó la felicidad hasta que Duarte le concesionó la candidatura priista al Congreso de la Unión para su hermana.

Y eso se llama nepotismo, es decir, tráfico de influencias, cierto, cierto, cierto, la misma característica de gobernar de Plutarco Elías Calles, quien impusiera a uno de sus hijos como gobernador de Nuevo León y a otro como diputado federal y luego enseguida Ministro.

Pero, además, De León Maza actuó así porque registró que como cacique huasteco, Ricardo García Guzmán se estaba quedando con todo y se emberrinchó.

Por ejemplo, García Guzmán, contralor.

Su hijo Ricardo, El porky, diputado local y presidente municipal.

Y su hijo Rodrigo, con cargos con bajo perfil en el duartismo; pero de pronto la revolución le hizo justicia y lo ungieron director de Inversión Pública y ahora subsecretario de Egresos.

Y nadie dudaría que al paso que va, y toda vez que en SEFIPLAN han caminado seis titulares, Rodrigo García Escalante termine como el séptimo secretario de Finanzas, repitiéndose la historia de Antonio Ferrari Cazarín, el hijo del cacique boqueño, Ramón Ferrari Pardiño, quien igual que García Guzmán, es alto mando en el duartismo con la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, el mismo cargo desempeñado en el alemanismo igual que García Guzmán.

Atrás, pues, con tal nepotismo de parte y parte quedó la responsabilidad de la banda de Los Porkys con el asesinato del joven Mario Humberto Palomeque Ruiz a las puertas del salón de fiestas “La mezquita”, en el edificio Hakim.

Pero más aún: cuando Dios da… da a manos llenas.

Por ejemplo: resulta paradójico que mientras como subsecretario de Egresos, Rodrigo García Escalante, autorizó el gasto del gobierno, su padre, Ricardo García Guzmán, fiscalizó ese gasto como contralor para garantizar que el dinero fuera aplicado con la más escrupulosa honestidad de todos los tiempos.

Padre e hijo, manejando el presupuesto del gobierno de Veracruz.

La iglesita, pues, en manos de Lutero y el pobrecito de Gómez Pelegrín, en el papel más ridículo y bufonesco de su historia.

Antes de Duarte, los panuquenses aseguraban que les valía si los miraban tamaulipecos pues habían abandonado el norte de Veracruz buscando el paraíso.

Pero desde que Gabriel Deantes Ramos dejó de vender celulares en Tampico para enriquecerse en Veracruz, los hijos ilustres de Pánuco, los García Guzmán y los De León Maza, sienten que han caído en blandito y se creen protegidos por la mano de Dios que en política no hay más mano de Dios que la mano del gobernador.

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