viernes, abril 26, 2024

Expediente 2017

Espionaje azul

Luis Velázquez

En el sexenio de Patricio Chirinos Calero, 1992/1998, fue famoso “El Palomar”. Era, claro, un centro de espionaje. Uno de los trabajadores dijo alguna vez:

“Aquí espiamos a todos. Políticos, diputados, funcionarios, líderes, empresarios, reporteros y hasta sacerdotes”.

Los curas más espiados eran, por ejemplo, los jesuitas de la sierra de Huayacocotla.

“Por aquí llegaban a Xalapa, los esperábamos en el ADO y los seguíamos a todos lados. Y enviábamos el informe, detallado, al secretario General de Gobierno”, Miguel Ángel Yunes Linares.

Un día, el diputado federal, Jorge Uscanga Escobar, entró al despacho del titular de la SEGOB y antes, mucho antes de sentarse, Yunes le dijo, mirando su computadora:

“Desayunaste con fulano. Tomaste café con zutano en tal café. Y yo, me quedé helado”.

“El Palomar” fue fundado por el filósofo Enrique Ampudia Mello, al alimón con Guillermo Heitler, esposo de la rectora de la Universidad Veracruzana, doctora Sara Ladrón de Guevara.

Pero en el viaje hicieron cortocircuito y el esposo de la rectora agarró camino y varios años después aparecería al lado de Manuel Bartlett Díaz, primero, en la secretaría de Gobernación, y luego, en la secretaría de Educación y después en la gubernatura en Puebla, en una relación amical “a prueba de bomba”, de tal forma que cada vez que Bartlett aparece en Xalapa hace parada obligada en su casa.

Aquel centro de espionaje funcionaba a partir de un principio universal en política. “Información es poder”.

Por eso, incluso, el ministro del terror y del horror, el genio del mal, Joseph Fouché, tenía un ejército de espías para acalambrar, entre tantos, a Napoleón y a su esposa, Josefina, a quien pasaba un informe diario de las actividades públicas, privadas, secretas y clandestinas de su marido, y así se fue ganando su voluntad y adueñándose de su corazón, su hígado y sus neuronas.

YO TAMBIÉN ME SIENTO ESPIADO: PEÑA NIETO

En 1997, luego de su derrota en 107 municipios como presidente del CDE del PRI, el góber azul quemó sus naves en Veracruz, se refugió en la Ciudad de México, y “El Palomar”, habría, quizá, desaparecido, aun cuando después mudó al nombre de C-4, donde, y por ejemplo, Arturo Bermúdez Zurita se volviera el Fouché de Fidel Herrera y Javier Duarte.

Ahora, y de acuerdo con las versiones, “El Palomar” ha reaparecido. Y se llama “Centro de Análisis y Prospectiva Política”, esa ciencia rara y extraña que consiste, aseguran los científicos sociales, en rebasar a los chamanes y profetas y anticiparse al futuro a partir de espiar en el presente. En todo caso, es visualizar carriles diferentes de un hecho social, político, económico, cultural, religioso y sexual.

Y está funcionando de igual manera que su antecesor, espiando a diestra y siniestra, tanto a los amigos como a los enemigos del jefe máximo de la revolución azul, pues ha sido la tónica de vida del güerito de ojos azules.

Desde luego, el asunto viene al caso con la población de un reportaje en el periódico “The New York Times” informando que el gobierno de Enrique Peña Nieto espía a la mitad del mundo y a la otra mitad, de tal forma que, atrapado y sin salida, el mismito presidente de la república dijo que con frecuencia él se siente espiado.

En el mes de enero del año 2012, cinco meses después de tomar posesión, Rafael Moreno Valle, gobernador de Puebla, creó el Centro de Análisis Prospectivo, CAP, “un órgano adscrito a la secretaría de Gobierno, a cargo de Fernando Manzanilla Prieto, su cuñado”.

El CAP fue definido como la instancia responsable de “recabar, integrar, sistematizar, analizar, interpretar y resguardar la información relevante que generen las dependencias y entidades de la Administración Pública Estatal y de los diversos actores sociales, para ponerla a disposición de las instancias responsables de la toma de decisiones, contribuyendo a preservar la gobernabilidad y la paz social”. (Proceso 2122, Álvaro Delgado y Gabriela Hernández)

En realidad, un centro de espionaje y que en sus buenos tiempos, además de espiar al mismo gobernador, también a su esposa, Martha Érika Alonso, desde que, digamos, fue picada por “la víbora de la política” y empezó a soñar con la gubernatura.

CENTRO DE ANÁLISIS Y PROSPECTIVA POLÍTICA

¡Ah!, pero resulta que el fin de semana, el titular del Centro de Análisis y Prospectiva Política, el abogado y académico Arturo Hernández Abascal, renunció a la yunicidad al cargo luego de seis meses.

Y dimitió porque ya le eran inaguantables las grillas y las intrigas palaciegas del secretario General de Gobierno, Rogelio Franco Castán, porque Hernández Abascal ni lo pelaba y acataba las órdenes superiores de rendir cuentas más arriba.

Con todo, se habría retirado, primero, renunciando a su legítimo sueño de convertirse en Fiscal de Veracruz, luego de que Jorge Wínckler Primero brincara a la titularidad de la SEGOB, a la que trae ganas.

Y segundo, igual que Fernando Gutiérrez Barrios en Gobernación, llevándose a su casa una copia de todos los archivos de los políticos, funcionarios y líderes y empresarios y reporteros espiados.

El nuevo titular, digamos, del centro de espionaje azul será (ya es) Alejandro Ortega González, quien asesoraba a Franco Castán y en la SEGOB le escribía los discursos que ha pronunciado en siete meses una que otra vez.

Además, Ortega González fue trabajador de Enrique Ampudia Mello en la subsecretaría de Gobierno con Javier Duarte y se encargaba, oh paradoja, de la información política que sirve para la llamada seguridad del Estado.

Es lo mismo que hacía, por ejemplo, en el siglo pasado Gutiérrez Barrios cuando con Miguel Nassar Haro espiaban a todo mundo, entre ellos, a la escritora Elena Poniatowska, por sus visitas al penal de Lecumberri a los líderes del movimiento estudiantil del 68.

MORENO VALLE Y YUNES LINARES

Moreno Valle, como se recuerda, vivió momentos estelares al lado de Yunes Linares con la profe Elba Esther Gordillo, la gran lideresa del SNTE que desafiara, primero, a Roberto Madrazo Pintado, presidente del CEN del PRI, y luego a Enrique Peña Nieto, por lo que se convirtió en la primera presa política del huésped principal de Los Pinos.

El Centro de Análisis Prospectivo de Moreno Valle fue equipado por el consorcio Grupo Kabat, cinco empresas mexicanos de origen israelí…, y a cuya idiosincracia e identidad es tan proclive el góber azul de Veracruz, a tal grado que, por ejemplo, en el segundo semestre del año anterior siempre cacareó que la seguridad pública estaría a manos de unos israelitas y unos colombianos.

Y sin que lo anterior signifique vasos comunicantes entre uno y otro (los dos fueron (o son) elbistas y los dos son precandidatos presidenciables del PAN, el centro “Análisis y Prospectiva Política” de la yunicidad pareciera una filial del Centro de Análisis Prospectivo de Moreno Valle.

Mientras “son peras o manzanas”, todo indica que el espionaje es tan natural entre los políticos que hasta los mismos yunistas del gabinete legal y ampliado se sienten y creen espiados.

Y quizá por eso mismo siempre se andan cuidando, porque incluso viven con la sicosis de que en uno que otro comedero político hay cámaras ocultas y/o en todo caso, y además, desde la calle un automóvil, al mejor estilo israelita, está grabando las conversaciones incómodas.

Sólo falta que el góber azul, igual que Peña Nieto, diga que él también se ha sentido espiado…

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