viernes, abril 26, 2024

Barandal

•“Yunes, el Duarte del PAN”

•Sigue Yunes pista del dinero

•Río de sangre, valle de la muerte

 Luis Velázquez

ESCALERAS: Héctor Yunes Landa es un superviviente de la política. Mejor dicho, de la yunicidad azulenca. Su experiencia, los campos de batalla en que ha jugado, sus mañas, su instinto, lo mantienen de pie ante el bienio azul, mientras, oh paradoja, varias elites priistas están azorrilladas, sumidas y sumisas, temerosas de dormir en el penal de Pacho Viejo, incluso, en medio de narcos, ladrones de medio pelo y enfermos del VIH.

Por eso, sigue rafagueando tiro por viaje a su ex primo. Y continuará, mínimo, de aquí a mediados del año entrante cuando la campaña electoral por la gubernatura de seis años, su obsesión superior, más, mucho más, digamos, que el hedonismo, el placer sexual que se proviene, por ejemplo, de la diversidad.

La semana anterior, por ejemplo, en un par de ocasiones, los malandros dejaron cuatro cadáveres (tres en el puerto jarocho y una mujer en Poza Rica) con narcomensajes. Y en uno y otro, derecho, derechito al secretario de Seguridad Públicas. “Vamos por ti”, le dijeron.

Y apenas el sábado 24, el peor fin de semana del bienio azul con 24 muertos, entre ellos, cuatro niños en Coatzacoalcos y dos mujeres en Orizaba.

Y sin embargo, el senador Yunes fue implacable e impecable, entre otras cositas, con la estadística de la muerte que casi siete meses después del duartazgo mantiene a Veracruz como un río de sangre, un valle de la muerte.

“Cada mes se superan las cien muertes violentas. Cuatro muertos violentos por día. Un muerto cada cinco horas y media”.

He ahí el retrato de los hechos del gobierno que corre, luego de tantas cacayacas lanzadas de que los carteles y cartelitos huirían, asustados, aterrorizados, de Veracruz, porque el jefe máximo de la revolución azul sí tiene, dijo, pantalones, de tal forma que les llama, “más que seres humanos, bestias, viles personas, cobardes”.

“La violencia es impresionante”, remató el senador que, por cierto, encabeza en el Senado la Comisión Anticorrupción y que significa combatir las pillerías, cierto, en el gobierno federal, pero de igual manera, en todos los gobiernos estatales y municipales, incluido el yunista.

 BALAUSTRE: El senador se ha vuelto “El llanero solitario” luchando contra el bienio azul. A su lado, claro, está el senador Pepe Yunes Zorrilla con su estilo personal y que buen resultado le ha dado en sus objetivos.

Pero Yunes Landa es un peleador callejero, un fajador de cantina, a tono con el proverbio popular de que “la madera para que apriete ha de ser del mismo palo”. El mismo palo que el góber azul, por ejemplo. Uno y otro, trepados en el ring.

Y más, mucho más, cuando todo indica que un hijo del góber azul será candidato al trono imperial y faraónico el año entrante, la misma búsqueda que cabildea Yunes Landa.

El PRI, en alianza con otros partidos, frente al PAN, cohabitando con su partido tradicional, el PRD. En medio, MORENA, ya sin Eva Cadena y Sebastián Reyes, los diputados locales que tomaron otro camino.

Radical el Yunes rojo, radical el Yunes azul.

Se ignora si tales discursos les permitirán ganar las neuronas de la población electoral el año entrante. Ya se verá. Pero mientras, nada ni nadie atempera a los Yunes, porque la política es agarrarse a trompadas en el discurso político y mediático.

“Yo nunca, dice el senador, pensé que llegaría a una fiesta de disfraces” con la candidatura a la silla faraónica del palacio de Xalapa. Y aun así, declaró el miércoles 21 de junio del año que corre, el Yunes azul “hizo el compromiso de que en seis meses iba a devolver la seguridad” en Veracruz.

Y ha fallado. Ha fallado a su palabra y a su juramento.

Por eso, dice el senador, el gobernador “será el Javier Duarte del PAN”.

BARANDILLA: Y comparar al góber azul con Javier Duarte, preso en una cárcel militar de Guatemala donde tiene de vecinos a políticos corruptos de aquel país centroamericano, a sicarios y capos y a Maras, son palabras mayores. Grandes ligas, pues, si se considera que Duarte está clasificado por el mismo CEN del PRI como el político más corrupto de todos los tiempos en la historia nacional.

Por eso, y por si las moscas, y considerando los trastupijes insólitos cometidos por Duarte con el erario (las empresas fantasmas, la operación “Licuadora”, el jineteo bursátil, la comedia de depositar dinero oficial en un banco y sacarlo al día siguiente, el ejército de prestanombres, la compra de terrenos, mansiones, edificios, ranchos y caballos hasta con alberca y hospital, etcétera), hay quienes están siguiendo el rastro del dinero a la Yunicidad…, por si las dudas, pero también, porque ni modo que los duartistas sean pillos y ladrones y los yunistas sean impolutos “a prueba de bomba”.

Duarte creyó que nunca dejaba huella. Ignoraba, por ejemplo, que la Auditoría Superior de la Federación le tenía un expediente negro tanto a él como a los suyos.

Y aun cuando en la política sólo suele existir un ganador, como en el caso el bienio azul, nada excluye que “en la casa del jabonero… muchos resbalen”, y más cuando varios del gabinete legal y ampliado se creen y sienten estrellas de la corte imperial, como el caso más sonado de He Man Sergio Hernández Hernández, el coordinador de la bancada panista en la LXIV Legislatura, denunciado por la diputada azul, Cinthya Lobato Calderón, de gastar el erario en borracheras, drogas, mujeres y orgías.

Y el caso, claro, del expanista y ex diputado local, empresario Alejandro Cossío Hernández, denunciando licitaciones a modo en la secretaría de Salud a cargo del doctor Arturo Irán Suárez Villa, director médico del ISSSTE en el Felipismo y con la fama pública de médico de cabecera del gobernador, además de que su esposa, María Laura García Beltrán, es la directora del DIF.

Por ahora, el senador Héctor Yunes se ha concentrado en el peor infierno vivido, como es “la violencia impresionante”. Veracruz se cimbrará cuando, y por ejemplo, tenga, “más que los pelos de la burra en la mano, la burra completa” con el rastro del dinero público en la yunicidad que sorpresa también será que se volvieron ángeles de la pureza.

BARANDILLA: Y comparar al góber azul con Javier Duarte, preso en una cárcel militar de Guatemala donde tiene de vecinos a políticos corruptos de aquel país centroamericano, a sicarios y capos y a Maras, son palabras mayores. Grandes ligas, pues, si se considera que Duarte está clasificado por el mismo CEN del PRI como el político más corrupto de todos los tiempos en la historia nacional.

Por eso, y por si las moscas, y considerando los trastupijes insólitos cometidos por Duarte con el erario (las empresas fantasmas, la operación “Licuadora”, el jineteo bursátil, la comedia de depositar dinero oficial en un banco y sacarlo al día siguiente, el ejército de prestanombres, la compra de terrenos, mansiones, edificios, ranchos y caballos hasta con alberca y hospital, etcétera), hay quienes están siguiendo el rastro del dinero a la Yunicidad…, por si las dudas, pero también, porque ni modo que los duartistas sean pillos y ladrones y los yunistas sean impolutos “a prueba de bomba”.

Duarte creyó que nunca dejaba huella. Ignoraba, por ejemplo, que la Auditoría Superior de la Federación le tenía un expediente negro tanto a él como a los suyos.

Y aun cuando en la política sólo suele existir un ganador, como en el caso el bienio azul, nada excluye que “en la casa del jabonero… muchos resbalen”, y más cuando varios del gabinete legal y ampliado se creen y sienten estrellas de la corte imperial, como el caso más sonado de He Man Sergio Hernández Hernández, el coordinador de la bancada panista en la LXIV Legislatura, denunciado por la diputada azul, Cinthya Lobato Calderón, de gastar el erario en borracheras, drogas, mujeres y orgías.

Y el caso, claro, del expanista y ex diputado local, empresario Alejandro Cossío Hernández, denunciando licitaciones a modo en la secretaría de Salud a cargo del doctor Arturo Irán Suárez Villa, director médico del ISSSTE en el Felipismo y con la fama pública de médico de cabecera del gobernador, además de que su esposa, María Laura García Beltrán, es la directora del DIF.

Por ahora, el senador Héctor Yunes se ha concentrado en el peor infierno vivido, como es “la violencia impresionante”. Veracruz se cimbrará cuando, y por ejemplo, tenga, “más que los pelos de la burra en la mano, la burra completa” con el rastro del dinero público en la yunicidad que sorpresa también será que se volvieron ángeles de la pureza.

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