viernes, abril 26, 2024

Malecón del Paseo

•Las cosas del amor

•Historias alucinantes

•Cuando la razón se pierde

Por Luis Velázquez

En sencillo homenaje al profe Ricardo Rubín

EMBARCADERO: En cosas del amor, la vida es mágica, alucinante y fantástica… Por ejemplo, Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, decía que a diferencia de los gatos que tienen siete vidas, los seres humanos tenemos tres vidas… Una vida pública, que todos los familiares y amigos y vecinos conocen… Una vida privada, que pocos conocen… Y una vida clandestina, que nadie conoce, y en todo caso, sólo conoce la otra pareja… Cada una de las tres vidas tiene su espacio, su tiempo, su momento, su libertad, su nicho… Y ninguna se interfiere… Por el contrario, hasta se complementan… Por ejemplo, José Vasconcelos, filósofo, político, escritor, maestro, el primer candidato independiente a la presidencia de la república que existió en el país, secretario de Educación con Álvaro Obregón, tenía una novia, que dejó a su esposo y a sus hijos por seguir a aquel hombre que vivía de manera intensa y frenética, pero además era incendiario y colérico… Un día, se fueron de viaje a Europa… Y en alguna parte del camino ella estalló, mejor dicho, él la sacó de sus casillas… Estaban en París y entonces, ella se fue a la iglesia de Notre Dame a rezar para apaciguarse… Pero…pero a la mitad del padrenuestro, sacó de su bolsa de mano una pistola que guardaba y se pegó un tiro… Vasconcelos tuvo otra novia… Un día aquella relación impetuosa terminó… Y cada quien tomó camino… Meses después, ella apareció como novia del escritor Martín Luis Guzmán, aquel que fue secretario particular de Pancho Villa y quien le llamaba “Luisito”… Entonces, furioso, irritado, Vasconcelos enviaba cartitas a Martín Luis Guzmán donde le describía las posiciones sexuales que solían hacer con aquella noviecita…

ROMPEOLAS: Idi Amín fue dictador de Uganda… Dueño del imperio y del emporio, solía decir a las mujeres, incluidas las esposas y las hijas de su gabinete legal y ampliado: “Me amas o te mato”… Y ellas, temerosas, lo amaban… Hacia el final de su vida, entre los 55 y los 60 años, Ernest Hemingway está en Italia… Una tarde, tomando café en un restaurante, una chica de unos 24, 25 años se acerca y presenta… Le dice que estudia Literatura y es su fans… Y le habla de sus novelas y cuentos… Cada tarde solían tomar café… Una tarde pasean en un viejo castillo y Hemingway se le declara y le dice que la ama… Ella queda sorprendida, estupefacta… Hemingway insiste, ella se angustia más… Le dice: “Señor Hemingway, yo le admiro… Me encantan sus novelas y sus cuentos… Pero no le amo”… Y Hemingway, el boxeador que se trepaba al ring sólo para medir sus fuerzas, el cazador de tigres, leones y elefantes en África, el gran reportero que cubrió la Primera y la Segunda Guerra Mundial y también la guerra española, se pone a llorar… Y llora… Y sigue llorando… Minutos después, reposado y sereno, le dice a ella: “Te pido un favor: nunca digas que viste llorar a Hemingway”… Amado Nervo, el poeta de “La amada inmóvil”, aquel de que a la mujer “no se toca ni con el pétalo de una rosa”, se enamora de su hijastra… Años después, la madre de la chica muere y Nervo se le declara… Ella le dice: “Usted es mi papá. Y será muy difícil que yo le diga: ‘Papá, lo amo y lo amo como una mujer’… Y Amado Nervo, a quien las mujeres adoraban, se vuelve el poeta más triste del mundo… Tanto que de plano, deja a su hijastra asignada con su hermana y se va a Europa para olvidar la derrota de su pobre corazón…

ASTILLEROS: Un lord, joven, se ha enamorado de Oscar Wilde… Ellos son amantes… Y aun cuando el padre del lord se opone furioso a la relación, su hijo, el lord, se mantiene firma en su amor desaforado, loco, vibrante… Un día escribe una carta a Oscar Wilde donde le dice: “Tú y yo vivimos el amor que no se atreve a pronunciar su nombre”… Francisco Villa era abstemio, no tomaba una sola copa, ni siquiera, vaya de vino… Le gustaba tanto bailar que amanecía bailando… El día en que asesinaron a Francisco I. Madero y a José María Pino Suárez, aquel hombre bragado lloró… Incluso, siguió llorando en el sepelio, delante de todos… Pancho Villa se casó 29 veces, incluso solía casarse en la madrugada, luego de un combate militar… Y tuvo 28 hijos, uno por cada mujer, menos de una… Hacia el final de la vida, en su hacienda, deseaba juntar a los hijos… Y la esposa lo aceptó… Pero un día llegó a casa con otra ex mujer, pues le entró la comezón para juntar a las mujeres que había tenido… Y Luz Corral (que había sido su catedral) se indignó (y con justa razón) y lo dejó… Y Pancho Villa solo sonreía, acariciándose el bigote… En el paraíso, Eva le dice a Adán: “Si comes la manzana serás como Dios”… Y se la comió, pero nunca fue como Dios… Dios, incluso, los castigó y de pronto, zas, ellos descubrieron que estaban desnudos y se quedaron sorprendidos, atónitos, mirando su cuerpo desnudo… En cosas del amor, ni hablar, la vida es así, mágica, alucinante y fantástica…

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