viernes, abril 26, 2024

Barandal

•Topa Yunicidad con pared

•Malandros, jefes máximos

•“El enemigo en casa…”

Por Luis Velázquez

PASAMANOS: El Yunes azul de la campaña electoral era, digamos, parroquiano. Ahora, es barman.

Y por supuesto, nunca será igual ser borracho que cantinero como reza el dicho popular.

Y si en la jornada cívica del año anterior juraba que unos meses bastarían para pacificar Veracruz ahora se ha topado con vientos huracanados en contra.

“Bienvenidos a la realidad” diría el subcomandante Marcos, del EZLN, cambiado de nombre a Galeano.

Por ejemplo, en materia de seguridad.

Dos meses y medio después, el fuego cruzado, los secuestrados, los desaparecidos, los muertos y las fosas clandestinas siguen imparables.

Incluso, peor, porque en campaña levantó demasiadas expectativas, a tal grado que en la desesperación el secretario de Seguridad Pública acuñó frase bíblica:

“Tengan paciencia. Estamos llegando”.

Y, claro, el góber azul también copió otra frasecita célebre:

“No tengo una varita mágica”, dijo, luego de que en Poza Rica lanzó la misma frase duartiana de que “yo tengo pantalones y voy por los carteles”.

Y los malandros, como el dinosaurio de Tito Monterroso, ahí están. Mejor dicho, más feroces que nunca, disputando la plaza, un Veracruz más grande que varias naciones de América Central, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Salvador.

Claro, claro, claro, ha de recordarse:

El góber azul se ha esforzado, pero de poco o nada ha valido.

Por ejemplo: dijo que israelitas, colombianos, Genaros García Luna y la Policía Intermunicipal (que sería resucitada) se encargaría de combatir la inseguridad.

Ahora, cabildeó más soldados y marinos para combatir la pesadilla.

Y nada.

También cabildeó la Gendarmería creada por Enrique Peña Nieto y que acaba de anunciar que pronto, pronto, pronto llegará.

Y aun cuando nada se sabe del resultado de los israelitas y colombianos y los García Luna, el caso es que los carteles y cartelitos han mostrado un puño inflexible.

Y dos meses después, la Yunicidad se ha “topado con pared”.

BALAUSTRADAS: El góber va al norte y ofrece que la seguridad será reforzada.

Va al sur y dice que fortalecerán la seguridad y más, mucho más, en los límites con Tabasco, pues hay “un corredor donde la delincuencia no respeta límites”.

Va al centro y se reúne con el Grupo de Coordinación Veracruz y garantiza el combate a la delincuencia organizada, y aun cuando deja en el aire la estrategia (quizá por estrategia), deja “su espada en prenda” de que pronto, “antes de que el gallo cante tres veces” Veracruz será de nuevo el paraíso perdido.

Y de pronto, zas, repite la misma estrofa consentida de Javier Duarte, el prófugo de la justicia desde hace 121 días.

Hay, dice, un ajuste de cuentas entre los malandros.

Hay, cacarea, policías filtrados por los malosos.

Hay, insiste, policías y mandos bajos y medios corruptos.

Y porfis, todos “tengan paciencia”, porque los narcos “se están enfrentando”.

Ajá.

Bastaría recordar, sin entrar en polémica ni comparaciones innecesarias, que Fernando Gutiérrez Barrios pacificó Veracruz en los primeros 40 días de su gobierno en que encarceló a cuatro caciques, con un ejército de sicarios a su servicio, en tanto los otros caciques “pusieron sus barbas a remojar” y huyeron.

Claro, Gutiérrez Barrios era un policía convertido en político y el Yunes azul pareciera ser un político metido a policía.

Además, y otorgando “el beneficio de la duda” a “Fantomas”, el secretario de Seguridad Pública, el equipo pesado de don Fernando en Seguridad Pública era de ligas mayores, los más experimentados en combates atroces y crueles de aquellos tiempos de la llamada “guerra sucia”.

Ahora, y por desgracia, cambió el titular de la SSP, pero los mandos medios y bajos y las corporaciones policiacas son las mismas, y así, equivale a tener “el enemigo en casa”.

ESCALERAS: El góber azul tiene un proyecto político que incluye, entre otras cositas, ganar la alcaldía jarocha para uno de sus hijos.

Y la gubernatura para otro.

Y la presidencia de la república para su partido.

Y podrá, digamos, encarcelar a uno que otro duartista y dejarlos ahí que se refundan tras las rejas.

Y logrará rescatar los ranchos del prófugo, venderlos al mejor postor y canalizar “el dinero robado y rescatado” a una causa social.

Pero…sólo trascenderá en el ánimo ciudadano y en la población electoral cuando la seguridad, la tranquilidad y la paz pública sean recuperadas de norte a sur y de este a oeste del territorio jarocho.

Nada más importante, prioritario, que la vida. Y los derechos humanos. Y las garantías constitucionales.

Claro, se trata de una tarea titánica que en ningún momento, con o sin “varita mágica”, constituye un pendiente fácil, pues desde el sexenio de Patricio Chirinos Calero, 1992/98, los narcos se instauraron en Veracruz como en su casa.

Y ni modo que porque “Fantomas” llegó deserten de Veracruz.

Y más, cuando el país está cundido de carteles y cartelitos y cartelititos, como bien lo decía Jesús Murillo Karam, el ex procurador General de la República, con todo y su “verdad histórica”.

Pero, bueno, que el Señor Sobrenatural cuide a las otras entidades federativas y que en Veracruz la Yunicidad, el primer gobierno panista en el Golfo de México, rescate la paz perdida.

Tal cual bastará para establecer el reino del nepotismo con el absoluto visto bueno de la población electoral.

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