viernes, abril 26, 2024

Expediente 2015

El hábito de madrear

Luis Velázquez

“USTED DISCULPE” Y A SEGUIR MADREANDO…

En Veracruz se ha vuelto un hábito madrear a los trabajadores de la información. Y también a los profes. Y a los estudiantes. Y a los activistas sociales. Y a los contestatarios.

Luego, un usted disculpe y otra vez a seguir madreando.

Así han transcurrido cinco años del duartismo.

Y lo que es peor, a veces, dice el politólogo Carlos Ernesto Ronzón Verónica, se considera que el hábito forma parte del entorno y el contorno social, como, digamos, también el paisaje.

Peor tatito, “en la plenitud de la pinche impunidad”, nadie dice nada.

Cierto, la misma autoridad alienta a las víctimas para interponer la denuncia ante el Agente del Ministerio Público (caso los Namikos con los reporteros golpeados el fin de semana anterior), y luego, el carpetazo.

Tantito peor, dice el maestro: el presidente Enrique Peña Nieto es culpable por omisión del estado de cosas que guarda el llamado Estado de Derecho en Veracruz cuya esencia mística consiste en garantizar la seguridad en la vida.

Y es que ante la crítica de las ONG y los académicos y los profes y reporteros organizados, Peña Nieto es indiferente a lo que sucede en la tierra jarocha, cuando en contraparte asestara el manotazo en otras entidades federativas, como Michoacán, Guerrero, Tamaulipas y Oaxaca, con el caso último, diez mil policías federales para aplicar la evaluación magisterial.

Mientras tanto, el gobernador se pavonea. Se jacta, sobradito de lo que hace y deshace, como si fuera el capataz, el dueño, vaya, de la hacienda porfirista.

Y más luego de que la Procuraduría de Justicia de Miguel Ángel Mancera lavó su nombre en el multihomicidio en la ciudad de México, donde un fotógrafo, Rubén Espinosa, y una activista social, Nadie Vera, fueron ejecutados, los dos últimos con el mayor número de huellas de tortura.

Es el Veracruz de Arturo Bermúdez, el rey de la macana, y el Fiscal Luis Ángel Bravo Contreras.

PEÑA NIETO, CÓMPLICE DE JAVIER DUARTE

“¡Mátalos en caliente y luego averiguamos!” ordenó Porfirio Díaz a Teodoro A. Dehesa Méndez, cinco veces gobernador de Veracruz, de los años 1892 a 1911, y los mató y nunca, jamás, averiguó.

Por eso, y como la historia suele repetirse unas veces como tragedia y otras como comedia, en el Veracruz duartista la noticia sería que en alguna marcha pacífica nadie fuera atropellado ni vejado ni madreado ni esculcado ni detenido ni desaparecido.

Pero hasta anoche, tal cual es la política política donde el tolete y la macana, el garrote y los gases lacrimógenos, los perros amaestrados y los toques eléctricos, significan el mejor diálogo para intercambiar puntos de vista y negociar y lograr acuerdos y pactar.

Y más por la impunidad en que todos los agravios han ocurrido.

Y más, porque todo indica, dice Ronzón, que el gobierno de Peña Nieto es cómplice, porque sólo aplica el viejo principio francés de dejar hacer y dejar pasar y que siga la fiesta de las balas que era la fiesta de Pancho Villa y que hoy se entiende como la fiesta de la madriza a las personas incómodas e indeseables.

“PASADO UN RATITO UNO SE ACOSTUMBRA” A LAS MADRIZAS

El politólogo recuerda que en aquellos días polvorientos y revueltos del crimen de Rubén Espinoza y Nadia Vera, Javier Duarte alcanzó el peor estrés de su vida.

Y lo alcanzó porque de algún modo sentía que el fuego le llegaba al talón de Aquiles.

Por eso el cabildeo político y el activismo mediático en la prensa defeña para que lo defendieran con la misma enjundia con que en Xalapa, por ejemplo, un montón de jóvenes diaristas se irritaron y tomaron las calles y avenidas y hasta se plantaron frente a la Casa Veracruz con discursos incendiarios.

Pero una vez que Miguel Ángel Mancera le puso la procuraduría de Justicia del DF a sus órdenes, ganada la batalla, otra vez se infló y de nuevo el Veracruz sórdido y oscuro de las corporaciones policiacas se adueñaron de la agenda pública.

Con todo y la deuda pública creciente, y las denuncias penales por irregularidades en el erario federal, y la cero obra de infraestructura y el enriquecimiento ilícito de los funcionarios, lo peor de la pesadilla, cierto, son los desaparecidos y asesinados, pero al mismo tiempo, la madriza a los inconformes, contestatarios y disidentes.

Y más, como afirma el profe, cuando la madriza se ha vuelto un hábito en el personal estilo de gobernar y ejercer el poder, de tal manera que ya se mira como parte del folklore y de la identidad jarocha y de la vida cotidiana.

Lo decía el cronopio Julio Cortázar en el siglo anterior: “Pasado un ratito uno se acostumbra a todo”.

Podrá, no obstante, el gobernado, el ciudadano, el contribuyente, vivir con un salario mediano y jodido y con una deficiente calidad educativa. Pero nunca, jamás, se habituará a caminar en la vida en medio de la inseguridad social ni tampoco atrapado y sin salida en la madriza policiaca, porque tarde o temprano, los seres humanos somos como las mulas:

Ahí donde nos hartamos, nos detenemos, sacudimos el cuerpo, tiramos la carga y ningún paso se da pa’lante.

Y en el caso del Veracruz duartista, la única venganza será en las urnas tachando en contra de los candidatos priistas a un cargo de elección popular, como quedó demostrado con la derrota de Ana Guadalupe Ingram, la Barbie de Javier Duarte, y Carolina Gudiño, la Barbie de Fidel Herrera, a la diputación federal.

Publicidad




Otras noticias

Bitácora Política

Bitácora Política

Bitácora Política

SENTIDO COMÚN