viernes, abril 26, 2024

Escenarios

  • Veracruz en Washington
  • Descrédito internacional
  • Inseguridad e impunidad

Luis Velázquez

1

El nombre de Veracruz apareció en las cuatro audiencias sobre la situación de derechos humanos en México efectuada en Washington y en donde participó Emilio Álvarez Icaza, secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Veracruz fue citado en la parte de la audiencia donde otras latitudes del país fueron referidas, como por ejemplo, Tlatlaya, Apatzingán y Tanhuato.

Desde luego el caso más sonado fue Ayotzinapa, que ha dado la vuelta al mundo, de igual manera como los años 2011, 2012 y 2013 giraran en el planeta declarando a Veracruz “el peor rincón del mundo para el ejercicio reporteril”.

Quizá, acaso, y además de otros asuntos, en Washington se habrían referido a las observaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos declarando desaparición forzada el secuestro y asesinato de Gibrán, el cantante de “La voz México”, donde siete policías de la Secretaría de Seguridad Pública estuvieron involucrados.

Pero, de igual manera, a los 1,200 desaparecidos, de los cuales 144 son menores de edad que la Fiscalía General de Veracruz ha aceptado existen.

Y, sin duda, el tráfico de niños que parte de Nautla, en la llamada Costa Esmerada, y llega a Coatzacoalcos, según lo reconociera el mismo Fiscal.

Más aún: el nombre de Veracruz habría sido incluido en las audiencias en Washington porque en la mirada del sacerdote José Alejandro Solalinde, siempre en pie de guerra, Veracruz es la peor entidad federativa de la república en su política de inseguridad hacia los migrantes.

Aún más: según la Comisión Estatal de Derechos Humanos, los policías ocupan el primer lugar en atropellos y vejaciones, uso y exceso del poder con su uniforme y patrulla, tolete y garrote, gases lacrimógenos y perros amaestrados.

2

El asunto de los derechos humanos en México dilucidado en Washington alcanzó niveles insospechados.

Por ejemplo, dada la impunidad gubernamental en el país ante tantas quejas y denuncias “el Departamento de Estado determinó retirar la certificación, necesario para otorgar los recursos de la Iniciativa Mérida” (J. Jesús Esquivel, Proceso 2034, 25 de octubre, 2015).

Tal cual, y aun cuando se trata, digamos, de una cantidad simbólica, les retuvieron cinco millones de dólares de la partida anual de 148 millones “ante la imposibilidad de informar al Congreso estadunidense sobre avances sustanciales en derechos, a los que están condicionados 15% de los fondos” (Gloria Leticia Díaz, Proceso 2034).

Y, bueno, aun cuando otras entidades federativas como Guerrero, Michoacán, Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila van por delante en los abusos a los derechos humanos, constituye un descrédito para el Veracruz de Arturo Bermúdez Zurita y Luis Ángel Bravo Contreras que la tierra jarocha ande en aquellas tierras de la nación más poderosa del mundo.

Y más porque el gobierno de Barack Obama tiene la mirada puesta en México, como es el caso que de pronto, oh paradoja, el México de Enrique Peña Nieto está repatriando a un número mayor de migrantes de América Central que Estados Unidos a mexicanos.

Además de que luego de la fuga de Joaquín “El chapo” Guzmán del penal de alta seguridad de Almoloya de Juárez, el peñismo decidió extraditar a un montón de capos para justificarse ante Obama y el Congreso norteamericano.

Según Emilio Álvarez Icaza, “México no cumple con los criterios mínimos de derechos humanos”, ya que “las fuerzas de seguridad (Ejército, Marina y Policía Federal) siguen cometiendo violaciones a las garantías individuales con la protección gubernamental” (Ibídem).

Y si en tales vamos, entonces habría de añadir los abusos de los policías estatales y municipales en cada estado de la nación, entre ellos, Veracruz.

Dato paradójico: en las audiencias en Washington sólo mencionaron los estados de Guerrero, de México y Veracruz.

El Veracruz del señor Javier Duarte.

Por allá andamos, en las grandes ligas, como nunca antes en la historia local.

3

Un número incalculable de habitantes de Veracruz han padecido agresiones a sus derechos humanos.

Desde Gibrán, el cantante de “La voz México”, hasta, y por ejemplo, los 900 indígenas presos porque robaron una gallinita, un pollito, para llevar el itacate a sus hijos hambrientos en regiones indígenas donde el jornal lo pagan a 70 pesos desde antes de que el sol aparece hasta cuando la luna alumbra el surco.

Desde las decenas, cientos de desaparecidos de norte a sur y de este a oeste hasta las personas cuyos cadáveres han aparecido en fosas clandestinas.

Desde los ciudadanos atropellados por los cuerpos policiacos hasta los 28 mil adultos mayores a quienes la SEFIPLAN y el DIF acusaron de usurpadores, pillos y ladrones, porque según ellos cobraban dos y tres pensiones.

Desde el pitorreo de la autoridad a las mujeres desaparecidas acusadas de haberse fugado con el amante hasta los hombres secuestrados asegurando que estaban internados en granjas etílicas.

Desde los vecinos de Juan Díaz Covarrubias de quienes el gobernador se pitorreara diciéndoles que les quitaría el río para evitar inundaciones hasta el pitorreo a la señora Aracely Salcedo, la madre de Fernanda Rubí Salcedo, por el legítimo derecho de reclamar justicia ante la impunidad que lleva tres años y meses.

Veracruz, una vez más, en la percepción internacional de que aquí la inseguridad y la impunidad son hermanitas gemelas, tierra fértil para los excesos del poder autoritario.

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