• En el CDE del PRI, Érick Lagos sedujo a 22 alcaldes para desertar de la oposición y afiliarse al tricolor
• Alberto Silva, “La guajolota”, aplica la misma filosofía política
• El ORFIS y la Comisión de Vigilancia del Congreso intimidan a los presidentes municipales: Rogelio Franco
• Amenazados con retener participaciones federales
  

Luis Velázquez

Érick Lagos Hernández aterrizó en el PRI, aplicando el principio universal enseñado por su maestro, Fidel Herrera. “Lo que en política se compra con dinero… sale barato”

Barato, por ejemplo, le salió a la Secretaría de Finanzas y Planeación del gobierno de Veracruz, SEFIPLAN, de hecho y derecho la tesorería del CDE del PRI, la compra de veintidós presidentes municipales del PAN y PRD, cuyas cabezas ofreció en bandeja de plata (igual que Heroles la cabeza de Juan Bautista a Salomé) al candidato presidencial Enrique Peña Nieto, aun cuando, con todo, fue derrotado en las urnas por Josefina Vázquez Mota.

Tal cual siguió gobernando Érick Lagos en el partidazo, a base, pues, del billete.

También con el billete se impuso en la Secretaría General de Gobierno, de tal modo que cuando Gerardo Buganza Salmerón regresó a la SEGOB jarocha reveló que había descubierto 400 “aviadores” dados de alta por el ahora diputado federal, apodado “El chily-willy”, con un expediente abierto en el campo militar de La Boticaria, en Boca del Río, por ligas con los traficantes de droga en Isla.

Así, la filosofía política de Érick Lagos se está repitiendo con el nuevo presidente del CDE del PRI, cuyo apodo, “El cisne” ha mudado en el pasillo político a “El zopilote” y también a “La guajolota”, lo que manifiesta su deterioro como hombre público, hermano del quien fue contador de Pacho Colorado.

Lo han dicho, entre otros, y por ejemplo, Rogelio Franco Castán, presidente del CDE del PRI, y Juan Montes de Oca López, consejero estatal del partido del sol amarillo.

Ante la alianza electoral que el PRD y el PAN de Veracruz están construyendo para un candidato común a gobernador…

Y ante un PAN, PRD y PES que han tendido la mano al senador Héctor Yunes Landa para su posible nominación…

Y ante la posibilidad de que los senadores priistas se vayan a la oposición si son excluidos, el CDE del PRI de “La guajolota” (el nuevo apodo de sus enemigos y adversarios y de uno que otro reportero) está amenazando a los presidentes municipales del PRD para desertar y afiliarse al tricolor.

Ahora, no obstante, el terrorismo de Estado es peor, porque según Franco Castán, ex diputado local y federal, y Montes de Oca, encarcelado por un accidente lejano como forma intimidatoria, desde el aparato gubernamental intimidan a los alcaldes con auditorías del ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, y de la Comisión de Vigilancia del Congreso, cuyo presidente es el diputado Francisco Garrido, ex convicto del penal de Topo Chico de Nuevo León por fraude.

Pero también los acosan con la retención de participaciones federales.

En las últimas horas, por ejemplo, la estrategia de terror ha dado frutos.

El primero en renunciar al PRD, que de hecho y derecho nunca estuvo, fue Gustavo Ruiz Barroso, de Alvarado.

Luego siguió el alcalde de Las Choapas, Marco Antonio Estrada Montiel.

Y de inmediato, el presidente municipal de Tuxtilla, Aquilino Zamorano Pérez.

Tres, en cuatro días, lo que de entrada significaría para “La guajolota” que le faltan diecinueve alcaldes más para cuando menos empatar a Érick Lagos con sus 22 ediles travestis partidistas.

En todos los casos, el pretexto de los ediles desertores del PRD ha sido el mismo: están en contra, dicen ellos, de la posible alianza del PRD con el PAN para la gubernatura, pues es tanto, dicen, como mezclar el agua y el aceite.

Pero, bueno, desde antes, ellos mismos, los ediles desertores, mezclaron el agua con el aceite, pues eran priistas, y cuando la elite tricolor les negó la candidatura a la presidencia municipal se cobijaron en el PRD, que necesitado de militantes con liderazgo local, los cobijó y lanzó.

Así, con políticos de tan frágil fe y consistencia, el PRD sólo está sembrando lo que cosechó, pues nunca, jamás, debió abrirles la puerta.

Pero en fin, Álvaro Obregón lo dejó claro en el siglo pasado: ningún general resiste un cañonazo de 50 mil pesos.

Los alcaldes desertores, tampoco.

Y menos, si los intimidan con el ORFIS y la LXIII Legislatura, a la sazón, el par de agencias de colocaciones del gobernador en turno.

FRANCO CASTÁN SE HA REINVENTADO

Franco Castán tiene un pasado que lo condena.

Su maestro y tlatoani, Arturo Hérviz (ex diputado federal y ex senador de la república, fallido candidato del PRD a gobernador y que fue el primero en levantar la mano a su adversario Miguel Alemán Velasco como jefe del Poder Ejecutivo) se asustaba de la corrupción de su discípulo.

Fue, por ejemplo, cuando Hérviz fue informado del rancho, el hotel y el restaurante que Franco Castán integró en su patrimonio familiar.

Pero cuando tomara posesión por segunda vez como presidente del CDE del PRD pareciera que se ha vuelto un disidente de cepa y, por ejemplo, dos, tres meses anteriores se plantó con los alcaldes de su partido en la escalinata de la Catedral de Xalapa, ante el palacio de gobierno, denunciando la retención de las participaciones federales, lo que llamó jineteo bursátil de la SEFIPLAN.

Ahora empuja la alianza electoral con el PAN para la candidatura a gobernador, de igual manera como en el año 2013 la cuajaran el panista Enrique Cambranis y el perredista Juan Vergel para las presidencias municipales; pero que fue descarrilada en el tribunal electoral… al servicio del duartismo.

Y más porque en caso de que la candidatura común entre PAN y PRD germinara todo indica que llevarán a Miguel Ángel Yunes Linares como el nominado y quien es la pesadilla día y noche, en la vigilia y en el insomnio, del señor Javier Duarte.

Pero si con los 22 alcaldes conversos que Érick Lagos entregó en charola a Peña Nieto el candidato presidencial fue derrotado, con los tres ediles, más los que se acumulen, “La guajolota” sólo merecerá una cita en la prensa; pero ninguna garantía para ganar en las urnas.

Y más cuando de por medio el hartazgo de la población electoral en contra del priismo se multiplica como los peces y los panes, con y sin la mitológica caña de pescar.