Por: Edgar Hernández
Fue en la víspera del Día de la Libertad de Expresión cuando un airado Javier Duarte ante 20 –para ser exactos, 22- de sus más cercanos colaboradores expresó su más abierto rechazo a José Francisco Yunes Zorrilla y adelantó que “¡Y cuidado alguien se manifieste en su favor!”.
Presentes secretarios, subsecretarios y directores generales en un encuentro en Casa Veracruz.
Todos observaron a un jefe “bastante encabronado” por la actitud recrudecida por Pepe Yunes en los últimos días al poner en alerta una inminente privatización al impuesto al 2 por ciento, así como el irregular manejo administrativo de 800 millones de pesos mensuales.
Era una raya más al tigre tras la ruptura manifiesta el 7 de enero por Héctor y Pepe en el marco de la visita del presidente Enrique Peña Nieto, a señalado acto agrarista.
Luego esa reiterada negativa de Pepe de rechazar a los amanuenses del gobernador en busca de un acercamiento. Flavino y Ampudia, cercanos a los afectos del senador nomás no pudieron.
Así las cosas la descomposición en la relación se aceleró a grado tal que el de mecha corta estalló. Y lo hizo delante de una veintena de colaboradores.
Así que no terminando el encuentro con el gober el correveydile fue con Pepe, quien con frialdad confió a este columnista el 5 de junio que el “veto de Duarte lo favorecía”.
En paralelo la definición de que “para el próximo gobierno, que no será de dos años, sólo puede haber un gobernador y ese será quien tenga la preferencia del centro, amén de un importante porcentaje en la simpatía ciudadana”, expresó el peroteño.
José Francisco Yunes “seré gobernador” le guarda respeto a su “Tío” Héctor, pero con todo respeto le pedirá se sume porque “yo voy a ser el candidato”. Con él irá de la mano en cuanto a no provocar fisuras hacia su partido, el PRI, y no confrontarse ni pública o en lo privado “porque ambos ya traemos un acuerdo”.
“El veto de Javier Duarte en lugar de ser una debilidad, es una fortaleza al alejarme de la contaminación que provoca el magro prestigio que arrastra la actual administración en lo económico, político y social”, dijo Pepe.
Lo que seguiría de parte de gobierno después de la inopinada sentencia del mandatario, sería dar instrucciones a las áreas correspondientes para bajarle el tono hasta desparecer todo lo que oliera a Pepe y sí, en cambio, entregarle todo el apoyo en logística, dinero y difusión a Héctor Yunes Landa.
Y aun así, no pasó desapercibido ante la opinión pública el programa de reestructuración de la deuda pública que planteó el Senador en caso de llegar a la gubernatura, la inyección de recursos federales por la vía de un enviado financiero de la ASF, que vigile la correcta aplicación de los dineros y juicio político que podría alcanzar a la propia cabeza de quien lo ha vetado.
“¡No es odio, ni coraje!.. Es solo la necesidad de legitimarse ante el pueblo veracruzano”, me declaró en aquel momento.
“Ningún gobierno que aspire a servir a su pueblo se puede sentar sobre una base de corrupción porque entonces ¿cuál sería la credibilidad de mi gobierno ante los veracruzanos?”.
Ese fue el origen de la expresión del famoso veto contra Pepe que aún sigue vigente, un veto que ha hecho crecer a Yunes Zorrilla en lo político al quedar como víctima de un aparato que está decidido a llegar hasta el final para atajarla.
Aquí, sin embargo, la gran incógnita es ¿Y si Pepe es el candidato y futuro gobernador qué será del vetador?
Tiempo al tiempo.