Machismo

Luis Velázquez

El machismo está canijo. Y el sexenio guinda y marrón será insuficiente para acabar con el peor jinete del Apocalipsis. Por ejemplo, en Zongolica, cuando, caray, paseaban en el cerro de El Cristo, un hombre, Jaime, macheteó a una chica de 21 años, Rosa, porque se negó a darle un beso.

Y el machetazo fue directo a la cabeza… en vez, digamos, de a otra parte del cuerpo.

Fue el jueves 27 de febrero. En la tarde. La herida de 16 centímetros en el lado izquierdo del cráneo.

Bañada en sangre, la chica pidió auxilio. La escucharon vecinos de la colonia Los Naranjos. Y la llevaron al hospital.

Minutos después, la policía detuvo a Jaime. Y lo pusieron a disposición de la Fiscalía. Y ahí sabrá el chamán su destino.

Pero con todo y “Un Día Sin Mujeres”, si el machismo tiene más de dos mil años a partir, digamos, de Jesucristo, incluso, hasta unos cinco mil años, tiempo de las culturas prehispánicas, ta´canijo sea erradicado en el sexenio marrón. Ni soñando, vaya.

Y es que nadie dudaría de que forma parte del ADN del hombre.

En el relato bíblico, los jefes tribales heredaban el poder a los hijos, así tuvieran diez años de edad, y nunca a las mujeres.

La primera estrategia política de Moctezuma II fue enviar veinte doncellas, todas vírgenes, al sifilítico Hernán Cortés, para convencerlo de regresar a España, pero como también le envió un cargamento de oro en un montón de burritos más despertó su codicia.

Huitzilopochtli era insaciable y cada vez exigía el sacrificio de más vírgenes, todas, menores de veinte años.

Las Adelitas en la revolución marchaban a pie con sus sandalias al lado de los hombres trepados en los caballos.

Sor Juana Inés de la Cruz fue sometida por los jefes eclesiásticos porque tenían envidia de su inteligencia y talento poético.

Jesús tuvo doce apóstoles y solo una mujer, María Magdalena, como la apóstol número trece.

De los 32 gobernadores del país solo dos son mujeres. Una, en la ciudad de México, y la otra, en Sonora.

En la historia de Veracruz, con 78 jefes del Poder Ejecutivo, todos han sido hombres.

De 212 presidentes municipales de Veracruz solo unas cuarenta son mujeres.

En los prostíbulos, son las mujeres quienes sirven a los hombres lujurientos.

Los inditos siempre han caminado por delante y cinco pasos atrás la mujer.

Por eso, caray, Jaime, el hombre de Zongolica, macheteó en la cabeza a Rosa, por negarse a darle un besito… en el tiempo de los abracitos y los besitos del obradorismo.

El machismo está cañón.

LARGO Y EXTENUANTE CAMINO AL GÓLGOTA

Es una lucha femenina muy larga para ganar los derechos humanos. Tan larga que incluye, entre otras cositas, cambiar las leyes, cambiar el sistema político, empezando por lo básico, como por ejemplo, salarios justos para las mujeres, igual, igualito que el hombre en las mismas tareas.

Bastaría referir que si aquí en Veracruz y según unas diputadas locales todavía hay venta de mujeres, incluso, niñas indígenas, en el Medio Oriente las mujeres infieles son lapidadas por la población.

Y en el relato bíblico, los hombres podían tener el número de mujeres que podían mantener, casi casi como Pancho Villa quien casó veintinueve veces y siempre en la madrugada luego de luchar en el campo de batalla y siempre con un curita obligado a darles la bendición.

Los hombres tienen derecho a tener casa grande y casa chica.

La mujer siempre considerada un instrumento publicitario y las películas pornos son vendidas por las mujeres exhibidas en el palenque del sexo.

El derecho de pernada que era consustancial a los hombres fuertes y poderosos como por ejemplo, Pedro Páramo en la novela de Juan Rulfo, y el dictador de la República Dominica, Rafael Leónides Trujillo, quien tuvo relaciones sexuales con mil mujeres.

“Me amas o te mato” advertía el dictador de Uganda, Idi Amín, a las mujeres, incluso, a las esposas de los funcionarios de su gabinete legal y ampliado.

Y aun cuando y por fortuna el cacique gordo de Cempoala era homosexual y tenía un harem de cincuenta chamaquitos, cada noche en la guerra de Independencia, Miguel Hidalgo paseaba en el campamento y elegía a la compañera de la noche en la cama.

Hernán Cortés repartiendo a la Malinche entre sus generales.

El galán José López Portillo y el otro galán Enrique Peña Nieto, incluso, hasta vestido de hippie para evitar que lo identificaran en su nueva aventura romántica.

Las elites eclesiásticas acusando a las mujeres de provocadoras sexuales por la forma de vestir.

El acoso sexual en las escuelas de Veracruz y que ha llevado al secretario de Educación, Zenyazen Escobar, a despedir a diecinueve profesores acusados por las alumnas, en tanto ya tiene presos a cinco de ellos, según cacarea.

El machismo histórico y legendario y que llevó, pues, a Jaime, el indígena de la sierra de Zongolica, a machetear a Rosa por negarle un besito y quien, acaso, se habría negado por culpa del coronavirus.

Pero el deseo y la pasión carnal… nada saben de virus nacidos en el otro extremo del mundo.

El machismo en el ADN de los mexicanos, ta´canijo sea erradicado en menos de lo que canta un gallo.

La lucha femenina es demasiado larga. Y ha de empezar en casa, en la casa de cada quien.