Escenarios

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•“Cartuchos quemados”

•El operador político

•La foto de Pepe Yunes

Luis Velázquez

Uno. “Cartuchos quemados”

El senador Pepe Yunes Zorrilla posa en la foto rodeado de elites priistas. Todas, claro, sonrientes. Son, serían, entre otros, sus aliados de cara a la candidatura a gobernador de Veracruz el año entrante.

Entre ellos están Ranulfo Márquez Hernández, Antonio Benítez Lucho y Eduardo Andrade, a quienes contemplan mil años de efervescencia tricolor.

Pero… el ciudadano ha de preguntarse la plusvalía que ellos significan para que el senador, primero, amarre la nominación y que depende del “dedazo” de Los Pinos, como ha sido y es desde la noche histórica de todos los tiempos.

Y segundo, para que en caso de quedar con la candidatura en un tiempo adverso para el partido rojo “con la sombra de Javier Duarte”…

Y Karime Macías y veinte duartistas más investigados por la PGR…

Y con el repunte insólito de MORENA…

Y la alianza PAN y PRD cuajando en el corazón social, mucho se dudaría de que los priistas posando al lado del senador fueran capaces de garantizar el triunfo en las urnas.

Y más, porque en tanto Ranulfo, Benítez y Lalo Andrade tienen más de sesenta y cinco años, el 60 por ciento de la población jarocha es menor de treinta años de edad.

Y más, porque los tres son, diría el viejito del pueblo, “cartuchos quemados”.

Dos. El operador político

Por ejemplo:

Ranulfo Márquez, dueño de la más amplia biografía pública, ha sido secretario de Protección Civil y de Desarrollo Social, delegado federal de la SEDESOL, presidente del CDE del PRI, diputado federal y experto electoral.

Y con todo, en el año 2010, Javier Duarte, un inexperto muchacho de 35 años de edad, le ganó el corazón de su entrañable amigo y hermano, Fidel Herrera Beltrán, y le arrebató la candidatura a gobernador.

Habría, entonces, de preguntarse lo que Ranulfo representa y significa en la expectativa electoral para el senador.

El número de votos, por ejemplo, que le garantizaría para el primero de julio en las urnas el año entrante.

Los pueblos que Ranulfo podría amarrar a favor del senador para desbordarse en las urnas.

Las comunidades indígenas y campesinas y obreras donde Ranulfo mantendría un liderazgo “a prueba de bomba” para garantizar, veinte y las malas, que sufragarían por el senador ante los candidatos de MORENA y el PAN y PRD a la silla embrujada de palacio.

Mucho se duda de su eficacia y eficiencia y por añadidura quedaría reducido al simple voto de él y su familia y uno que otro amigo a favor del senador en las urnas.

Tres. El tiempo a nadie perdona

Ranulfo se ha mantenido en la vida pública desde, digamos, 1974, cuando Rafael Hernández Ochoa ascendió a la gubernatura y cuando para entonces Fidel Herrera era diputado federal.

Desde entonces, su vida ha girado alrededor de la tarea política, sin trascender en el corazón social, ni siquiera, vaya, en su pueblo, Minatitlán, donde enfrente tiene a Flavino Ríos Alvarado, y en donde en materia política gobierna el sindicato petrolero de la sección diez, y al que, por cierto, MORENA le quitara la alcaldía el 4 de junio de este año.

Su experiencia política, electoral, social y partidista está fuera de duda. Pero mucho se dudaría de un pueblo leal a Ranulfo, agradecido que estuviera por algún servicio público ad perpetuam que haya cabildeado y gestionado y logrado.

Quizá podría, digamos, ser un buen cabildero para tejer y destejer amarres y tender puentes y vasos comunicantes con algunos líderes de la vida social, pero bastante se evidenciaría a partir de que el tiempo heroico de Ranulfo ha sido rebasado por las circunstancias actuales en que MORENA se ha vuelto un fenómeno social, como fue el caso, por ejemplo, de que en la pasada elección de alcaldes ganara las plazas de Coatzacoalcos, Minatitlán, Xalapa y Poza Rica, además de trece municipios.

Cuatro. Los mismos de siempre

El senador posa al lado de todos ellos. Se entiende, los políticos viven hoy en Veracruz el tiempo de sumar.

Y si a Jesús se le metió un Judas como apóstol, y si Luis Donaldo Colosio tuvo un Mario Aburto que se le metió hasta el tuétano de su mitin en Lomas Taurinas y lo asesinó, entonces, con todos los riesgos, el senador se abre a las elites.

Colosio, sin embargo, sonorense al fin, dice el politólogo Carlos Ronzón Verónica, era firme, y cuando lo merodeaban políticos incómodos siempre les decía que si ganaba estarían a su lado, pero que por lo pronto se mantuvieran lejos.

Y es que el rostro social de Veracruz ha cambiado. Además de la población joven, “la sombra de Duarte” de la que habla el senador, y el hartazgo sicológico y social en contra de la corrupción política y la pobreza, la miseria y la jodidez obligan a un cambio de conducta y estrategia política.

Pepe Yunes es un hombre generoso, de buena fe, respetuoso de la dignidad humana de los demás, incapaz de una ofensa y menos de lastimar a los otros, honesto, cien por ciento honesto, tolerante y mesurado.

Y por eso mismo, los dinosaurios a su lado.

Por lo pronto, los deja estar y hacer y si le causan un bien o un mal solo podrá saberse el primero de julio del año entrante.

Jaime Torre Bodet lo decía así:

Las mismas caras, las mismas personas, los mismos rollos, los mismos discursos, las mismas promesas… sin mirar a los lados los vientos que soplan.