Escenarios

301

•Comando en Loma Bonita

•Noche de terror en Veracruz

•Sólo queda rezar al cielo…

Luis Velázquez

Uno. Comando en Loma Bonita

El país arde. Uno que otro estado, unos dos, tres quizá, se salvan del tsunami violento. Y aun cuando cada vida humana es sagrada y la tranquilidad y la paz pública son invaluables en cada demarcación, nadie desearía que aquí en Veracruz se reprodujera el infierno que se está dando en otras latitudes geográficas.

Por ejemplo, en Loma Bonita, Oaxaca, el municipio vecino ubicado en la Cuenca del Papaloapan.

La noche del jueves 26, un comando armado integrado por unos 6 vehículos con sicarios y pistoleros, entró al pueblo, gritando su lema de campaña:

“¡Somos el Cartel Jalisco Nueva Generación!”.

Y aquí estamos, dijeron, de igual manera como suelen gritar en otros pueblos, para “una limpia”.

Y “una limpia” que incluye a secuestradores, extorsionadoras y robavacas.

Luego, dejaron unas narco/cartulinas y se fueron.

Nunca antes en Loma Bonita. Nunca por ahora en alguno de los 212 municipios jarochos.

Nadie, claro, puede cantar victoria.

Y más, cuando a un año del fin del sexenio Peñista, los carteles y cartelitos siguen disputando la jugosa plaza nacional, con todo y que Joaquín “El chapo” Guzmán está preso en Estados Unidos y otros jefes más, barones de la droga, están privados de su libertad, unos, y otros, convertidos en cadáveres.

Dos. Crueldad innecesaria

En el territorio jarocho se viven y padecen días sombríos con el terror y el horror en dimensión estelar.

Por ejemplo:

El sábado 28 de octubre, en la colonia “La Florida”, cerca del campo de Pemex, en Pánuco, la tierra del cacique huasteco, el roji/azul Ricardo García Guzmán, los malandros tiraron el cadáver de un hombre.

Pero única y exclusivamente para multiplicar el miedo “y el miedo al miedo” (León Felipe), lo desmembraron, en cachitos, cachitos revoloteados, unos aquí y otros allá, de igual manera, digamos, como en la Guerra de Independencia en México y la guerra de Estados Unidos en Vietnam, cuando los cadáveres eran colgados de árboles a la orilla del camino para azuzar a la población.

Un día después, el domingo 29 de octubre, una señora, comerciante con su esposo secuestrado de juegos pirotécnicos, originarios de Puebla, pagó el rescate de su pareja en Pánuco.

Su pareja, descuartizada. Y ella, y no obstante cubrir el rescate, asesinada.

Es decir, la crueldad innecesaria.

La naturaleza humana en su peor capítulo.

Lo dijo Miguel Ángel Yunes Linares cuando asesinaron a una niña en la plaza comercial de Córdoba:

“¡Son unas bestias!”.

Por fortuna, y hasta anoche, ningún comando armado ha entrado como en el viejo oeste a un pueblo de Veracruz como en Loma Bonita, la tierra gobernada por el priista Alejandro Murat.

Tres. Sólo queda rezar al cielo

Cualquier día puede leerse la prensa escrita y escucharse noticieros y todos escurren sangre y muertos.

En el duartazgo, por ejemplo, las horas más siniestras fueron aquel día en que unos sicarios se metieron a la iglesia de “Santa Rita de Casia” en plena misa y se llevaron a un feligrés… que por narco, se dijo entonces, y en un ajuste de cuentas.

Otro día sombrío se vivió cuando una chica de 17 años fue secuestrada en el poblado de Potrero Nuevo y luego tiraron su cadáver a un lado de la comandancia policiaca donde, siempre se dijo, unos zopilotes le sacaron los ojos.

Ahora, los días y las noches y dada la rebatinga por la plaza jarocha, el terror mantiene la misma constante.

Pero hemos de seguir rezando como lo han convocado los sacerdotes y obispos católicos y los evangélicos para pedir al Señor Todopoderoso que frute la secuela de la violencia y que unos malandros entren a un pueblo de Veracruz manejando a mil por hora, pasándose altos, disparando al aire, tirando narcocartulinas y electrizando a la población.

Cuatro. Noche de terror

Los dioses han protegido, hasta anoche, a Veracruz, y ningún comando armado ha sembrado la incertidumbre y la zozobra en la población.

Pero…

Pero el miércoles 25 en la noche en la colonia Puerto México, de Coatzacoalcos, una familia celebraba con fervor religioso la fiesta de san Judas Tadeo.

Y de pronto, zas, en medio de los rezos policías estatales y federales entraron a la colonia y se aposentaron en la fiesta, arguyendo que buscaban a tipos armados.

Veintiséis personas fueran esculcadas y sólo se llevaron a cuatro, acusadas de posesión de armas cortas y largas.

El factor sorpresa como indica una estrategia policiaca.

Mientras en Loma Bonita, los malandros sembraron la incertidumbre y la zozobra, en Veracruz, y en nombre de la ley, los polis casi matan de un infarto a Judas Tadeo.

Y es que así como están las cosas, y cuando la elite eclesiástica convoca a rezar para que Dios pacifique Veracruz, sorpresitas así pueden dejar un pésima “mal sabor de boca” de cara a la elección de gobernador el año entrante.