Barandal

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•La diputada ilusa

•Vende espejitos de oro

•La gran estafa a medios

Luis Velázquez

ESCALERAS: La diputada local, Mariana Dunyaska García, pinta un mundo color de rosa. Es una ilusa. Si ignora si es honesta y alienta la esperanza de la justicia laboral y social para el gremio reporteril. Pero ella sueña. Y en el sueño topará con pared, olvidando la premisa fundamental de Carlos Marx. Los sueños, decía el viejito barbón, han de calibrarse para ver si son posibles. Y si lo son, para adelante.

Pero la diputada panista está soñando con imposibles. Sueña, claro, a lo grande. El viejito del pueblo diría que vende ilusiones. Es una tejedora de milagros utópicos. Casi casi, como la fábula del conejo y la zanahoria.

Y más por lo siguiente:

La LXIV Legislatura, comandada en el lado panista por He Man Sergio Hernández Hernández, el señor de “las borracheras, las drogas, las mujeres y las orgías”, cabildeó lo necesario para aprobar con el voto de cuarenta diputados una modificación a la Ley Federal del Trabajo para que, oh Señor, los trabajadores de la información de todo el país (no sólo de Veracruz) gocen las prestaciones de ley, entre otras cositas, sueldos honrosos, contrato de trabajo, Seguro Social, INFONAVIT, prima vacacional, aguinaldo, y otras linduras.

Así, la Dunyaska se “cortó las venas” diciendo que “inicia una lucha a favor de uno de los gremios más lastimados del país”.

¡Oh, Señor, que grande y misericordioso eres!

¡Pero vaya tomadura de pelo!

Bastaría referir que desde 450 años de Cristo, nunca, jamás, la mayoría de los reporteros, fotógrafos y editores han usufructuado tales prebendas sociales.

Por ejemplo, ningún periódico de Veracruz (impreso, hablado y digital) tiene un sindicato, y si en algún medio existiera se trata, a todas luces, de un sindicato “blanco”, llamados así desde Fidel Velázquez a los formados por el mismo empresario y con un líder “charro” a su servicio.

BANDERILLA: La pobrecita ilusa diputada habla de sueldos honrosos para el gremio reporteril.

De entrada, pareciera que se está burlando. Mejor dicho, pitorreando.

En el 99 por ciento de los medios los salarios son de hambre. Los hay, por ejemplo, de cuatro mil pesos mensuales, y desde luego, sin ninguna prestación social.

Peor tantito: hay ene número de medios donde a los reporteros les pagan por nota publicada y/o transmitida al aire en las noticias habladas. Y con frecuencia, un pago miserable que apenas, apenitas, llegaría a cincuenta pesos.

Más peor: en todos los medios, sin excepción, basta la llamada telefónica de un político poderoso (un presidente municipal, el gobernador, un secretario del gabinete, un diputado local o federal, etcétera) para despedir al reportero incómodo.

Y en el caso de la obligación patronal del Seguro Social y el INFONAVIT, nadie como los dueños de los medios violentan la ley.

Así ha sido desde antes, mucho antes de que la diputada Dunyaska naciera.

Y nunca, jamás, en la historia local la posibilidad de la justicia laboral en los medios ha cuajado, simple y llanamente, porque entre los magnates de la información y el gobierno en turno hay un pacto no escrito que favorece a las partes.

En muchas ocasiones, por ejemplo, cuando un reportero despedido ha interpuesto la denuncia laboral en la secretaría de Trabajo y Previsión Social, basta una llamada del dueño del medio al gobernador para que la denuncia sea archivada.

Y es que el lema universal de los magnates de la información es el mismo de todos: trabajadores jodidos y patrones enriquecidos.

Y, de ñapa, patrones quejándose toda la vida de que les está yendo mal y que “no hay dinero”.

CASCAJO: En su viaje esotérico al “mundo color de rosa”, la diputada dice que aun cuando esta nueva ley nacerá en Veracruz la llevará al Congreso federal en beneficio de los trabajadores de la información del país.

¡Ay, Señor, que ilusa vendedora de utopías!

Ha de recordarse, por ejemplo, que en la Ley Federal del Trabajo está tipificado un salario digno para los reporteros, fotógrafos (anexos y conexos) y editores.

Y no obstante, a los magnates les vale.

Y lo peor: ningún gobernante en turno se atreve a enfrentar el toro por los cuernos para que a través de su secretaría de Trabajo y Previsión Social (ajá) la ley se cumpla y los diaristas tengan un salario digno, Seguro Social, INFONAVIT y prestaciones económicas.

Alardea la diputada que de los 50 diputados locales cuarenta aprobaron su iniciativa.

¡Aplausos, aplausos!… dice aquel.

Pero los 40 votos “y la carabina de Ambrosio” son lo mismo.

Por ejemplo, una frase socorrida del patrón en los medios es categórica:

“Si no te gusta el salario… te puedes ir” dicen al reportero que se atreve a solicitar una mejoría salarial.

Hablar de una vida digna para el gremio reporteril es tanto como predicar la raza pura de Adolf Hitler, la raza cósmica de José Vasconcelos, la dictadura del proletariado de Lenin, la comuna de Tomás Moro, el paraíso perdido de Huxley, la Honestidad Valiente de “El peje”, la tierra prometida de la biblia, el mundo de Harry Potter, el país de las maravillas de Alicia, los enanos de Blanca Nieves.

Si He Man usa el erario, como lo denunció la diputada Cinthya Lobato Calderón, en francachelas y el jefe máximo lo permite, allá ellos, y más si se considera la enseñanza de Javier Duarte, el preso más famoso del Reclusorio Norte.

Pero de ahí a que la diputada haga escarnio de los reporteros es otro cantar.

Soñemos, decían los jóvenes del movimiento estudiantil del 68 en París, en cosas imposibles… pero al mismo tiempo, posibles de aterrizar.

La alucinación de Dunyaska, aunque llena de buen karma, es una misión imposible.