viernes, abril 19, 2024

Barandal

•Mal fario de la UPAV

•Resucitar un cadáver

•La están relanzando…

Luis Velázquez

ESCALERAS: La UPAV nació con un mal fario. Apenas había venido al mundo fue tentada por la corrupción. Fue en la vorágine duartista. Y aun cuando fue concebida como un colegio de educación superior para los pobres, en un dos por tres los pobres fueron usados como “carne de cañón”.

“Antes de que el gallo cantara tres veces”, la Universidad Popular Autónoma de Veracruz era un pitorreo. Soy doctor UPAV, decían. Soy master UPAV. Soy médico UPAV.

Incluso, la fama pública daba risa. Un director regional decía a sus amigos políticos con tal de quedar bien: “Dime de qué quieres una facultad en tu pueblo y te la pongo” cuenta Enrique Levet junior que le dijeron cuando recién estaba beneficiado con una notaría en Medellín.

En el viaje duartiano empezaron a cacarear que tenían alumnos en el otro extremo del mundo. Incluso, que habían rebasado a la Universidad Veracruzana, pues ya tenían ochenta mil estudiantes.

En el garage de la casa y en las recámaras particulares, los llamados directores ponían un salón de clases y listos para cursar un posgrado.

Un día, aparecieron lonas colgadas de un árbol anunciando que en la esquina había un campus.

Un día, el paraíso comenzó a derrumbarse. Fue cuando los maestros se fueron a la calle exigiendo el pago pendiente de honorarios.

Luego, cuando los estudiantes bloquearon las calles y avenidas y hasta la carretera denunciando un fraude con los títulos profesionales.

El colmo fue cuando las secretarías de Educación de Puebla y Tabasco denunciaron en la secretaría de Educación Pública el fraude mil veces anunciado, nunca atendido, quizá, porque como Enrique Peña Nieto protegía a Javier Duarte, Duarte era intocable e intocado en sus trastupijes.

Ahora, hay una lucha titánica en la UPAV para relanzarla como la única universidad para los pobres en un Veracruz donde según el CONEVAL seis de cada diez habitantes están jodidos.

Y jodidos significa sin la posibilidad de pagar a los hijos una carrera profesional.

BARANDILLA: El relato bíblico cuenta que además de Jesús, sus pescadores también poseían la facultad prodigiosa y mágica, inverosímil, de resucitar muertos.

Por eso, muchas dudas se abrigan sobre si es más fácil resucitar a la UPAV que mejor desaparecerla y crear otra con otro nombre, con o sin asesoría de José Murat Casab, el ex gobernador de Oaxaca que se inventara un atentado, y que asesora a Duarte con la UPAV.

Pero, bueno, siete meses y siete días después de iniciado el bienio azul, el apostolado educativo, la mística, la razón de ser es relanzar a la única universidad que en verdad quiere, digamos, hacer soñar a los jóvenes hijos de los pobres entre los pobres, como son los indígenas (un millón en Veracruz) y los campesinos (dos millones).

Y entre otras de las acciones quirúrgicas académicas operadas a mil por hora y con tiento y lupa figuran las siguientes y cuyos resultados “con el tiempo y un ganchito” ya se verán:

Uno. Están recuperando para su control las sedes, mejor dicho, los campus de la UPAV de norte a sur y de este a oeste.

Y al mismo tiempo, buscando espacios para que en vez de que sigan funcionando en casas propiedad de los llamados directores… sean ubicadas en planteles educativos oficiales.

Dos. Buscan desaparecer por completo el negociazo que significaban los cobros excesivos de cuotas y que por lo regular terminaban como “una caja chica” que empezaba con los directores y caminaba a los mandos superiores, a tal grado que hasta vendían los certificados.

Tres. Lograr un control riguroso, sin contemplaciones ni privilegios, de la asistencia docente a las aulas, pues antes cada quien imponía sus caprichitos.

Cuatro. Garantizar la asistencia de los estudiantes, pues solían darse casos en que con un billetito lograban hasta una medallita de puntualidad.

Cinco. El rediseño de los programas de estudio, pues el currículo de cada materia estaba sujeta a la voluntad de cada profesor.

CASCAJO: Seis: Desaparecer carreras que significaban un fraude mayúsculo, pues, entre otras cositas, inverosímil ofrecer, por ejemplo, Medicina, Odontología y Veterinaria, sin talleres y laboratorios, y menos, mucho menos, un hospital. El colmo, en el duartazgo la UPAV impartía la carrera de Geriatría. Por lo pronto, todos los posgrados están cerrados. No más maestrías, no más doctorados…, hasta nuevo aviso, claro, pues, y por desgracia, se llegó al pitorreo académico.

Siete: La actualización de los programas, medibles en todos los casos, por las reglas de la ANUIES, y con la que han suscrito un convenio.

Ocho: Trabajar en cada carrera y en cada materia y en cada curso con indicadores medibles para la evaluación general.

Nueve: Revisar y certificar los procesos educativos para dar claridad a la membresía.

Diez: Un combate atroz y feroz a la corrupción académica.

El doctor en Sociología y politólogo, Carlos Ronzón Verónica, es director regional del UPAV en la región de Veracruz, donde hay unos tres mil estudiantes efectivos de los cuarenta mil en el territorio jarocho, significando el campus más grande.

Y según él, con el decálogo anterior la UPAV renacerá al mundo soñado, a la utopía.

Hosanna, hosanna.

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