Todavía hay muchos fanáticos de las 2 tiempos que no se conforman, simplemente, con poseer un buen modelo de serie antiguo, sino que necesitan construirse su propia máquina “a medida”, empleando lo mejor que pueda caer en sus manos.

El sudafricano Gareth Evans empezó a montar a los 3 años de edad sobre una Italjet y, rápidamente contó con el apoyo de sus padres para competir en moto: Siempre me han gustado las motos de 2 tiempos, crecí con ellas. Quizá no son tan rápidas en pista como una moto de última generación cargada de electrónica pero compensan por diversión, sensaciones, sonido y olor.

i vas a un circuito a rodar y bajas de la furgoneta una de las últimas Superbikes puede haber un par de aficionados interesados, pero cuando bajo mi moto el corro de gente que se forma es una pasada, sobre todo entre la generación que creció con estas motos.

El plan inicial de Gareth era el de emplear la base de una Suzuki RG 500 o Yamaha RD 500 pero, tras sopesar la idea, decidió apostar por algo más sencillo y ligero sin la complejidad de las tetracilíndricas. Para ello eligió un conjunto chasis-basculante de aluminio de Aprilia RS 250, un motor bicilíndrico de Yamaha Banshee 350 restaurado y potenciado por él mismo (pistone Wossner, embrague Hinson, carburadores Keihin PWK motocross, filtros BMC, láminas V-Force, radiador H20 performance, escapes Jim Lomas, etc) y unas suspensiones Öhlins de Ducati Panigale S.

Llantas BST de fibra de carbono, pinzas delanteras de freno Brembo M4.32, semimanillares Renthal, acelerador Domino, cuantevueltas Stack ST700, tornillería de titanio y piezas mecanizadas artesanales en Aluminio 7075 (Gareth posee estudios de ingeniería mecánica) como tijas, ejes de ruedas, soportes de estriberas, subchasis o soporte de la pinza trasera completan una obra de orfebrería digna de elogio.