martes, abril 23, 2024

Escenarios

•52 años de burócrata

•Fotógrafo de 79 años

•Cada día, un nuevo comienzo

Luis Velázquez

Uno. 52 años de burócrata

Abdón Almanza Luna es fotógrafo. 79 años. 52 de burócrata municipal en Boca del Río. Unos 55, 60 de retratar todos los días la vida cotidiana. 28 años de cotizar en el Instituto de Pensiones. Le faltan, entonces, dos años más para, digamos, jubilarse. A los 81 años podría retirarse. Si la vida, claro, lo permite.

Es un fotoperiodista. Tranquilo, reposado, hombre sin sobresaltos, por lo general siempre ha cubierto, digamos, las páginas de sociales de los medios.

Bueno, la noticia light. Años ha de estar todos los días, apenas amanece, en su frente reporteril en el aeropuerto Heriberto Jara.

Siempre, de manera invariable, tomando el autobús. Y si es necesario, ni modo, bajarse a orilla de la carretera a Las Bajadas y caminar a la terminal aérea.

Desde hace doce años es fundador y editor de un periódico impreso llamado “El boqueño, la voz del Sotavento”. Uno de sus nietos, director general. Otro, director jurídico.

En tiempos lejanos, el periódico era más gordito. Ahora, está flaquito. Sólo doce páginas. Y en blanco y negro. Y que él mismo dirige y escribe y fotografía y circula.

Feliz recuerda que en aquellos tiempos del Fidelato, por ejemplo, del duartazgo, Miguel Ángel Yunes Linares llegaba al aeropuerto y ya partía a la Ciudad de México o regresaba, y en todas las ocasiones, la foto.

Incluso, en su carpetita de plástico, tipo el morralito de los campesinos, trae una fotografía grande, donde Yunes Linares y sus hijos posan, sonrientes, para su cámara. Y cada uno sostiene en la mano un ejemplar de “El boqueño”.

Por eso, cuando papá Yunes, como le llaman, asumió la gubernatura, Almanza fue el hombre más feliz del Golfo de México.

“Quedé bien parado” se dijo.

Se dijo, claro…

Dos. Se viven tiempos peores…

Un día de los corren de la Yunicidad se topó en el aeropuerto con el góber azul.

–Señor, aquí estoy, ayúdeme, pidió Almanza.

–Sí, claro. Habla con Elías Assad (el vocero).

–Disculpe, señor, pero la vez anterior me dijo usted lo mismo y hablé con Elías y sólo me echó el rollo.

–Habla con él.

–Señor, disculpe, pero…

–Yo lo veo.

Y el góber siguió su camino.

Habló de nuevo con el señor Elías Assad Danini.

–¡Ten calma! ¡Lo estoy viendo! ¡Te ayudaré!

–Eso mismo me dijiste, Elías.

–¡Ten calma, ten calma!

Así, mirando que ene número de periódicos han desaparecido (Marcha, AZ Veracruz, Punto y aparte, Oye Veracruz, Centinela, RadioVer, una parte de los Heraldos, etcétera, y otros se han achicado, cerrando, incluso, corresponsalías), Abdón Almanza resume:

–Se viven tiempos peores.

“El boqueño” es un periódico tabloide de doce páginas. Tiene una leyenda: “Ser boqueño… está de moda”. La adoptó desde su nacimiento, en ningún momento porque Boca del Río es el feudo de la dinastía Kennedy.

Antes aparecía cada quince días. Ahora, es mensual. Y con todo y los tiempos adversos, Abdón sigue empujando la carreta.

Su ánimo social se reduce a contar la historia. Noticias informativas. Ahora, las más, eventos de campaña electoral.

Pero lo que llama la atención es la constancia, el empeño, la alegría de escribir, formar y publicar el medio que, acaso, en buenos tiempos, pudo significar un ingreso adicional. Y que hacia final de cuentas sirve para mantener una ilusión, una esperanza, un sueño.

Tres. Cada día, nuevo amanecer

En casa, Almanza tiene su álbum de los recuerdos. Son fotografías de las mujeres más bellas que ha tomado en su vida. Cuatro, cinco décadas como reportero gráfico.

Las guarda, digamos, como su único tesoro. De tarde en tarde, las mira y admira. Las recuerda. Las imagina. Y hasta pronuncia el nombre de ellas, pues tuvo la precaución de escribir y guardar sus nombres.

Las ha de tener en orden alfabético. Quizá, según su belleza. Y desde luego, ha de tener sus preferidas.

Así vive. Y da sentido a su vida, como aquella señora que todos los días compraba el periódico sólo para leer esquelas y saber si algún conocido se le había anticipado en el camino a la otra orilla del charco.

En el periodismo ha trabajado en todos los periódicos de Veracruz. Inició en “La Noticia”, ya desaparecido. Pasó a “La Nación”, ya desaparecido. Pasó a Notiver. Pasó a El Dictamen. Pasó a “Sur”, ya desaparecido. Estuvo y salió y regresó a “Imagen”.

Incluso, se precia y honra de haber sido fundador de Notiver, tiempo aquel cuando (todavía hoy) vivía en una colonia popular y luego de tomar las fotos del día se iba hasta allá para revelar e imprimir las fotos y tenerlas a tiempo para la edición.

Ahora, siempre mejor dicho, fue un lobo solitario. Vida tranquila, sin rasparse con nadie ni por nada.

Y a unos meses de cumplir los 80 años resulta insólito que siga en el frente de batalla. Como un fotógrafo imberbe que inicia de cero. Con experiencia, claro, que le permite conocer la naturaleza humana.

Pero al mismo tiempo, consciente de que en el periodismo cada día es un nuevo comienzo y se inicia de cero y el día anterior sólo queda como una simple referencia anecdótica.

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