Expediente 2017

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Imposición priista

Luis Velázquez

En política, decía Juan Maldonado Pereda, QEPD, “nunca llega el más capaz, sino el que más conviene”.

Y la frase está hecha “como anillo al dedo” en los siguientes casos, entre tantos otros, de los candidatos a las sindicaturas y regidurías.

En Boca del Río, por ejemplo, el priista Carlos Ernesto Nosti, que inició como talachero tricolor a los 19 años, fue registrado en el OPLE como candidato a regidor primero.

Novio de una hija del senador Héctor Yunes Landa, Nosti jura que en ningún momento intervino a su favor.

Si así fuera, dijo, entonces, ningún poder terrenal lo hubiera descarrilado.

Entonces, de pronto, ya caminada la campaña, se acostó candidato a regidor primero y amaneció como candidato a regidor quinto.

Simple y llanamente, el líder nacional del sindicato ferrocarrilero desde hace veinte años, el magnate Víctor Flores Morales, con fama pública de financiar campañas de candidatos a gobernador, se le atravesó.

Y Víctor Flores impuso a su sobrino, Jorge Víctor Flores, de 38 años de edad, regidor con Carolina Gudiño Corro como alcaldesa jarocha, y quedó como regidor primero.

Y como en política “dinero mata trayectoria y servicios prestados al PRI”, entonces, Nosti se fue a “la congeladora”, seguro y consciente de que sólo un milagro en las urnas (lo que mucho duda) lo salvaría de la exclusión en la candidatura a regidor quinto.

Cierto, en la vida -como en la política- las derrotas enseñan mucho más y Nosti tendrá una experiencia más, pero al mismo tiempo expresa la carnicería humana cruel, atroz y despiadada que suele darse.

Méritos aparte del sobrino, Flores Morales se impuso por una sola circunstancia: el billete para financiar la campaña.

Nadie, claro, tiene pruebas, más que la conocida en el pasillo de que los cargos edilicios tenían precio.

La candidatura a regidor primero, 500 mil pesos. A segundo, 400 mil. A tercero, 300 mil. Y así de manera sucesiva.

Pero dadas las circunstancias (el PRI convertido en partido de oposición en Veracruz desde diciembre del año anterior, sin el dinero fresco que solía provenir de la secretaría de Finanzas y Planeación), el billete fresco del gremio ferrocarrilero fue suficiente.

El tío compró y regaló al sobrino bienamado la regiduría.

Lástima que Nosti, igual que miles de jóvenes políticos, carece de un tío rico, influyente y poderoso, acostumbrado a imponer su ley.

“El Rey Midas” llaman a Víctor Flores porque todo lo compra con lana.

TRASTUPIJES EN MORENA

La activista social Leticia Sheila Ricalde Calderón, fue registrada ante el OPLE como candidata a Síndica Única en la planilla del ingeniero y constructor, Ricardo Exsome, candidato de MORENA a la alcaldía jarocha.

Ella tiene una trayectoria limpia e impecable desde la sociedad civil.

Su lucha contra el cáncer y del lado de las personas de escasos recursos económicos, que la ennoblece y enaltece, y la reviste de autoridad moral, está fuera de debate.

Un rostro y una biografía de primera. Una cara nueva en la política tan manoseada, donde como dijo el poeta Jaime Torres Bodet, siempre están las mismas caras y las mismas gentes y las mismas pláticas tediosas y aburridas y las mismas egolatrías.

Así caminó durante unos días. De pronto, tuvo su Waterloo, su Gólgota.

Desde alguna zona oscura del poder apareció la exreportera Socorro Aubry, ex diputada federal, y tumbó a Leticia Sheila.

Y Aubry se quedó con la candidatura a síndica y Leticia Sheila fue enviada de suplente.

Se respeta, claro, su decisión, pues terminó aceptando la caída, pero en nombre de la dignidad humana debió declinar.

En la MORENA de “El peje” son tan impolutos, tan limpios, tan nítidos y transparentes, ajá, que el tráfico de influencias y las presiones y las represiones se impusieron.

Nada, entonces, de esperar para que los pobres y jodidos den la bienvenida al nuevo día que AMLO suele predicar hablando del “reino de la justicia y la fraternidad”.

CARNICERÍA HUMANA

En Xalapa, la dirigente sindical del COBAEV, lideresa de la CNOP, senadora propietaria y suplente de Héctor Yunes, Érika Ayala, fue registrada ante el OPLE como candidata a regidora primera en la planilla del priista Alejandro Montano Guzmán, cuyo periódico, “El portal” acaba de desaparecer en el tiempo de la Yunicidad en que el presupuesto de comunicación social fue reducido a cero, mejor dicho, desaparecido.

Así, Érika Ayala caminó unos días.

Y de pronto, se topó con su Gólgota, Juan Fernández Garibay, hijo del magnate Justo Fernández Ávila, y la tumbaron. Quedó fuera.

Se dirá que la política es así, pero Albert Camus lo definía con precisión: la resignación es una virtud cristiana que significa la derrota en automático.

Además, en el tiempo glamoroso de que se habla de la vida democrática resultan inverosímiles tantos bandazos.

La carnicería humana. La satrapía. La fuerza del músculo político avasallante, inescrupuloso y que Juan Maldonado lo resumía con tanta sabiduría: “En política no llega el más capaz, sino el que más conviene”.

Y “el que más conviene” a los grupos, a las hordas, a las tribus, a las falanges, pues una vez más quedó comprobado como también afirmaba Maldonado, “la política es un tragadero de hombres”.

La famosa y atroz pelea por “un hueso”. “Un hueso efímero” que, cierto, aun cuando dura cuatro o seis años, sirve para enriquecerse “en menos de lo que canta un gallo” como está claro con los dieciséis ex gobernadores (PRI, PAN y PRD) en la picota de la corrupción, entre ellos, el más corrupto de todos, Javier Duarte.

Además, claro, de los secretarios del gabinete legal y ampliado, los socios y cómplices y los familiares.

Por eso, el asco que la política genera y el desencanto social.