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•Un trotamundos en Veracruz
•El nuevo Ryzard Kapuscinski
•Curso de Témoris Grecko

Luis Velázquez

Uno. Un trotamundos en Veracruz

Témoris Grecko es un reportero de la talla internacional, digamos, de Ryzard Kapuscinski. Ha estado en el frente reporteril en 91 países, en tanto Kapus (así llamaban sus amigos a Kapuscinski) estuvo en cuatro de los cinco continentes.
Témoris ha cubierto conflictos bélicos en Libia, Egipto, Irán, Siria, Palestina, Congo y Felipinas, en tanto Kapus cubrió 25 guerras en el mundo, entre ellas, en América Central.
Kapus era maestro en la Fundación para el Nuevo Periodismo en Iberoamérica, fundada por Gabriel García Márquez, y Témoris es profesor en la UNAM, donde tiene una eficaz técnica pedagógica que consiste en invitar a los estudiantes a una tertularia periodística… pero en un antro, en una cantina, en un bar, para que así todos se sientan relajados y a gusto.
Témoris estará en el puerto jarocho para impartir un curso de tres días (los días 1, 2 y 3 de junio) sobre una de sus áreas de especialidad, como es el enviado especial a la guerra.
Su sede estará en la facultad de Comunicación de la Universidad Veracruzana, FACICO, y uno de sus amigos en Veracruz, el corresponsal de Proceso, Noé Zavaleta, integra los grupos extracurriculares para compartir el pan y la sal con Témoris.
Más allá de la nota informativa del día, la nota, digamos, intrascendente que suele morir al mismo tiempo en que la están publicando o transmitiendo, Témoris vive obsesionado con dos ejes rectores. El periodismo como crónica y el periodismo como reportaje.
¡Ah!, pero también es cineasta. Hace poco terminó la película documental «Mirar morir. El ejército en la noche de Iguala», con investigación, guión y producción de su cosecha, cien minutos de duración.
Y así como el cine era la otra vocación del Gabito, Témoris trabaja ahora en un proyecto cinematográfico sobre la censura y la violencia contra periodistas en México, y en que de seguro incluirá la historia de Miroslava Breach y Javier Valdés Cárdenas, los corresponsales de La Jornada asesinados este año en Chihuahua y Sinaloa, pero de igual manera de Ricardo Monlui Cabrera, ejecutado en Yanga el 19 de abril, el primero en el tiempo de la Yunicidad jarocha.
Su página web se llama «Ojos de perro».
Y todavía se da tiempo y espacio para escribir y publicar libros. Uno se llama, «Canás, francotiradores de la Siria rebelde», y otro, «La ola verde», sobre el conflicto en Irán.
Otro más, se llama «Asante, África (sobre sida y el racismo en África del Este y del Sur), y otro más, «El vocero de Dios» (sobre la extrema derecha católica en México).
Según parece, Témoris fue invitado por la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas (20 millones de pesos anuales aprobados en el Congreso local) y de seguro habrá muchos, muchísimos reporteros que se anoten para participar en el curso, más los estudiantes de la FACICO, de tal manera que el auditorio será insuficiente y casi casi habrá de impartir el curso en el estadio de fútbol, Luis «Pirata» Fuentes.
Y de aplicar su teoría pedagógica de la tertulia reporteril en un antro, entonces, quizá sea insuficiente cerrar «Los Portales» en el zócalo jarocho.

Dos. Témoris, atrás de la historia

A primera vista se diría que Témoris es un sobreviviente del movimiento estudiantil del 68 en París o en Praga, o en la Ciudad de México.
Por lo siguiente:
Usa el pelo largo y gris. Sólo tiene cinco camisas, cuatro camisetas y dos pantalones. Y unas botas y unas sandalias. Y un sombrero que le gusta.
Estudió Periodismo en la UNAM, pues nació en la Ciudad de México, pero le rechocan las facultades de Comunicación.
Tiene una sonrisa fácil, porque así mira la vida. Con alegría.
Le gusta la cerveza y es lector asiduo y admirativo de Gay Talese, Leila Guerrero y Martín Caparrós, y quien por cierto también es el héroe literario y periodístico de Noé Zavaleta, a tal grado que Noé inventó unas vacaciones en España para estar con Caparrós en Barcelona.
Ha leído los 50 libros de Kapuscinski (su héroe) en otros idiomas, pues al momento sólo doce trece están traducidos al español.
En su ejercicio reporteril estuvo secuestrado en Siria y vio a caer en Egipto al dictador Hosni Mubarak.
Así, de reportear en los países árabes y moverse por el mundo, ahora beberá cerveza en el puerto jarocho.
Estaría, digamos, siguiendo la pista de Gabriel García Márquez, cuando en aquel tiempo, hacia la década de los 60, fue invitado un fin de semana por su paisano colombiano, el poeta Álvaro Mutis, se hospedaran en el hotel Diligencias (donde también se hospedara en 1914 Jack London, el padre literario de Ernest Hemingway), y en donde el director editorial de la Universidad Veracruzana, el escritor Sergio Galindo decidiera publicar el primer libro del Gabo.
Pero, además, en donde luego de conocer el malecón, el zócalo y el barrio de La Huaca, García Márquez dijo que como eran estampas urbanas a imagen y semejanza de Colombia, entonces, se quedaría a vivir en México.
Témoris, atrás de la historia.

Tres. El enviado de Dios

Julio Cortázar, el cronopio argentino, le dio la vuelta al mundo en 90 países según cuenta en dos libros clásicos.
Pero Témoris le ha dado la vuelta al mundo en tres ocasiones, siempre como reportero free lance y otras como enviado especial.
Y como vive el tiempo presente, sin ocuparse ni preocuparse por el futuro, entonces, va de gane.
Una de sus biografías en Internet y Wikipedia lo describe de la siguiente manera:
«Ha bebido con jinetes tuareg sobre las dunas en Tombuctú…
Entrevistado a esclavas domésticas en Líbano…
Cruzado peligrosos pasos en los Montes Himalaya…
Corrido como gallina descabezada bajo las bombas de Moamar Gadafi en Ras Lanuf…
Viajado con migrantes centroamericanos por México…
Bailado con una escuela de samba en el carnaval de Rio…
Seguido por gorilas por la selva en los volcanes Virunga…
Aspirado vapores sulfurosos junto a la lava hirviente en el cráter del Ert Ale…
Conversado con víctimas de violación en el Congo…
Secuestrado por milicianos sirios (y librado otro rapto en Mindanao)…
Discutido con predicadores de Al Qaeda en el Sáhara…
Acudido a citas clandestinas con supremacistas blancos en Johannesburgo…
Rapeado con MC’s palestinos en Ramala…
Descubierto masacres en Gaza…
Admirado la valentía de los iraníes bajo el gas lacrimógeno en Teherán…
Huido de soldados israelíes por campos de olivos…
Documentado la participación de mujeres en las revoluciones de Oriente Medio…
Terminado botellas de tequila entre los leones en el Serengeti…
Buscado restos de desaparecidos en Mexicali…
Compartido el terror de otro hombre en Ciudad Juárez…
Debatido sobre fútbol con un sacerdote perseguido en las montañas de Irak…
Reído con niños mutilados pero alegres en Camboya…
Evadido disparos de francotiradores en Alepo…
Departido con personas VIH + en Sudáfrica…
Guerreado con pistolas de agua en Laos…
Escapado por la remota y minúscula frontera de Armenia… etcétera, etcétera».
A Ryzard Kapuscinski llamaban «El enviado de Dios».
Témoris Grecko es, con su pluma, el nuevo «enviado de Dios».