Escenarios

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•El presidente derrotado

•Arrasó con Tavo Sousa

•Pudieron más las tribus

Luis Velázquez

Uno. Peor día de un priista

En la segunda semana de diciembre 2016, Felipe Amadeo Flores Espinoza desayunó en “El gaucho” con Gustavo Sousa Escamilla.

El presidente del CDE del PRI fue directo cuando apenas tomaban el café:

“Tú serías el mejor candidato a la alcaldía jarocha”.

Felipe Amadeo todavía era el dirigente tricolor y se miraba con el tanque lleno de gasolina para seguir empujando la carreta.

El ex secretario de Turismo de Fidel Herrera Beltrán, su amigo desde la facultad de Leyes de la UV, sopesó la propuesta.

Pidió una tregua. Unos días para dar la vuelta a la posibilidad.

“Consultaré con mi familia y te aviso”, dijo.

Luego, hablaron del PRI y de paso de la Yunicidad en el gobierno de Veracruz, el tricolor lanzado del palacio de Xalapa luego de 85 años de hegemonía. La derrota de la mayoría en el Congreso. El tiempo que venía, mejor dicho, que ya estaba.

Días antes de la navidad, volvieron a reunirse. Fue en el restaurante “El chacarrito”.

“Ya hablé con mi familia. Acepto” dijo Tavo Sousa a Felipe Amadeo.

Entonces, soñaron.

Felipe, por ejemplo, le sugirió que iniciara su cabildeo y periplo. Era fin de año y razón de sobra para el activismo social. Además, tendría los meses de enero, febrero, marzo y abril para sumar y reposicionarse.

Y más, porque en el otro lado de la cancha, el candidato azul sería el senador Fernando Yunes Márquez y el gobernador, su padre, haría (y hará) todo todo todo absolutamente todo para ganar la presidencia municipal para su hijo.

El 9 de enero del año que corre, los vientos huracanados fueron en contra.

Felipe Amadeo renunció al CDE del PRI, harto de las tribus y su rebatinga y su codicia y su ambición.

A Flores Espinoza se le cayó la presidencia y contra Tavo Sousa arreciaron los ramalazos.

Hasta que lo tumbaron.

Dos. Los avisos fueron sucediendo

El primer aviso fue en la reunión cumbre del presidente del CEN del PRI, Enrique Ochoa Reza, en un saloncito del aeropuerto Heriberto Jara.

Allí habló con las hordas tricolores jarochas. Y de entrada les leyó la cartilla.

José Murat Casab, asesor político, ajá, que fue con todo y “El oaxaco” de Javier Duarte y Fidel Herrera Beltrán, se encargaría de la llamada “Fidelidad” en Veracruz de cara a la elección de candidatos a presidentes municipales.

El segundo aviso llegó cuando el CEN envió a Lorena Martínez, derrotada candidata a la gubernatura de Aguascalientes, como delegado especial.

Y Lorena Martínez fue el segundo aviso, porque ella forma parte de un clan priista donde pertenecen Murat, Fidel Herrera, Enrique Jackson y Beatriz Paredes, quien con todo y embajadora de Enrique Peña Nieto en Brasil sigue operando en el país.

Gustavo Sousa creyó, entonces, que su candidatura estaba amarrada.

Pero cuando Carolina Gudiño Corro (cuatro cargos públicos en el Fidelato) puso las barajas en la mesa impulsando al diputado federal, Javier Herrera Borunda, como candidato priista a la alcaldía, Tavo Sousa supo que la tempestad iba en su contra.

Luego, se añadiría el complot en su contra de Ramón Poo Gil, Anilú Ingram Vallines y Marlon Ramírez, y supo que la lucha era imposible.

Había vencido, y por fortuna, su batalla estelar contra el cáncer.

La había librado con su secuestro y regresado a casa agradecido con la vida y con Dios.

Pero luchar contra la intriga ni siquiera, vaya, Emiliano Zapata ni Pancho Villa pudieron y ambos fueron emboscados.

No obstante, guerrero al fin, siguió cabildeando creyendo que iba en tierra fértil, con todo y que la trinca infernal de Poo, Ingram y Marlon, ya tenían otro candidato en Francisco Ávila Camberos.

Tres. “Las regidurías no me dejan de dormir”

Para entonces, Renato Alarcón, Lorena Martínez ni Fernando Kuri, el diputado local dueño del periódico “El mañanero”, coordinador de la campaña de Fidel Kuri que ya visualizaba, podían reorientar el tsunami priista disputando las candidaturas a las regidurías, conscientes todos de que la alcaldía estaba perdida.

Incluso, todas las tribus, sin excepción, peleando la regiduría número uno…para sentirse ultra contra súper amarrados.

Incluso, desde que el OPLE dio luz verde para el proceso edilicio, Felipe Amadeo Flores Espinoza lo decía:

“Las regidurías no me dejan dormir. Y ahora, en el CDE del PRI, estoy peor que cuando fui procurador de Justicia”.

Tan era así que si para las 212 candidaturas a las presidencias municipales llegaron a contabilizar a más de mil aspirantes, para las regidurías, y para la regiduría primera, llegaban a tres mil…en todo el estado de Veracruz, claro.

Es más, ni siquiera Lorena Martínez, a quien los priistas consideran como la delegada del CEN más poderosa en la historia local, ha podido conciliar, por ejemplo, a las partes jarochas peleando como el tesoro más codiciado la candidatura a la regiduría primera.

Bastaría referir que aun cuando Fidel Kuri ya fue oficializado como el candidato, la integración de la planilla quedó pendiente.

Los priistas enfrentan la torre de Babel. Ninguno se pone de acuerdo con las regidurías. La vida, pues, por un cargo público. Las pasiones más desaforadas riñendo por el carguito público. Cada parte mostrando el puño.