viernes, abril 19, 2024

Expediente 2017

Complot priista

Por: Luis Velázquez

Fue una conspiración. Un rafagueo político que duró unos 5 meses. Al frente, el tenebroso cónsul de México en Barcelona, el góber fogoso. Y sus operadores, los diputados Érick Lagos, Adolfo Mota, Alberto Silva Ramos y Jorge Carvallo Delfín, “el hijo más ruin que he tenido”.

Semanas después, se unieron los alemanistas, entre ellos, Alejandro Montano Guzmán, Flavino Ríos Alvarado, el góber interino de 48 días, y Raúl Ramos Vicarte.

Entonces, de pronto, en el complot apareció el peor árabe en la historia nacional, José Murat Casab, el ex gobernador de Oaxaca que se inventara un atentado para acusar a sus enemigos y adversarios.

El mismito que se iniciara en política al mismo tiempo que Fidel Herrera en el sexenio de Luis Echeverría Álvarez.

El mismito que fue asesor político, ajá, del fogoso y de Javier Duarte, con un salario de un millón de pesos mensuales.

El mismito que tenía una compañía constructora en el Fidelato y el duartazgo con su prestanombres, “El oaxaco”, desaparecido en las goteras de Xalapa luego de una audiencia con el curita Gerardo Buganza Salmerón, secretario General de Gobierno.

Así, Felipe Amadeo Flores Espinoza, “El indio cara dura”, aguantó vara durante 5 meses, luego de la derrota priista con la gubernatura y el Congreso el 5 de junio del año anterior.

No les hacía caso. Los ignoraba. Seguía mirando pa’lante. Caminando el territorio jarocho. De norte a sur y de este a oeste.

Incluso, un día lo operaron de la vesícula, y por aquí se repuso, días antes de cumplirse la convalecencia, ya andaba otra vez caminando Veracruz de cara a la elección de candidatos a las 212 presidencias municipales y 3,500 sindicaturas y regidurías.

Pero los fidelistas y los alemanistas tenían, siguen teniendo, un solo objetivo: manejar ellos las candidaturas, soñando que si ganan en las urnas, entonces darían el siguiente paso en el 2018, con la candidatura a la gubernatura y al Senado de la República.

El único delito de Flores Espinoza es que nunca fue ni ha sido ni menos, mucho menos, será parte del equipo político ni de Fidel Herrera ni tampoco de Miguel Alemán.

DEMASIADOS AGRAVIOS EN EL CAMINO

Javier Duarte estafó y utilizó a Amadeo.

Fue cuando era diputado federal y en el liderazgo legislativo en el Congreso de la Unión el jefe máximo era Emilio Chuayffet y en segundo lugar, el salinista Francisco Rojas, y en tercer lugar, Felipe Amadeo Flores Espinoza.

Entonces, Duarte lo convenció de que aceptara la Procuraduría de Justicia pues ya tenía en la mira despedir a Reynaldo Gaudencio Escobar Pérez, que con tanta lealtad y eficacia le sirviera.

Amadeo se resistió. Entonces, Duarte le juró y perjuró que sería por unos meses y luego lo nombraría secretario General de Gobierno, camino, digamos, a la candidatura priista a gobernador.

Y “El indio cara dura” creyó en Duarte.

Y Duarte lo engañó.

Luego, le renunciaría.

Pero antes, Fidel Herrera también lo quiso usar.

Fue cuando lo envió de candidato a diputado federal por el distrito de Huatusco para enfrentar al candidato opositor, el cacique magisterial del SNTE, Rafael Ochoa, ahora, por cierto, metido al Movimiento Ciudadano de Dante Delgado.

El fogoso pensaba que Amadeo era un candidato frágil que sería derrotado por completo, mejor dicho, noqueado en la arena electoral por Rafael Ochoa.

Pero le ganó.

Entonces, Fidel, irritado, encabritado, congeló durante tres meses a Amadeo, hasta que un día se toparon, y Flores Espinoza fue lacónico:

“Nunca me dijiste que debía perder”.

Incluso, las fisuras entre ambos provenían desde tiempo atrás, por ejemplo, desde el año 2004, en que Flores Espinoza fue el último en sumarse al destape de Fidel Herrera como candidato a gobernador.

Y es que en el año 1998, cuando la campaña de Miguel Alemán Velasco por la silla embrujada de palacio, Fidel, presidente del CDE del PRI, agarró de tonto a Felipe Amadeo, un simple operador de la jornada electoral, en que le ofreciera la secretaría General de Gobierno en el alemanismo como recompensa a su ardiente defensa ante el delegado del CEN del PRI, Mariano Palacios Alcocer.

NUNCA SE ARRODILLÓ ANTE FIDEL HERRERA

Felipe Amadeo aguantó los ramalazos durante cinco meses.

Pero se hartó.

Incluso, semanas anteriores, antes, mucho antes del complot de los 22 alcaldes, encabezados por Manuel Rosendo Pelayo, de San Andrés Tuxtla, y la ex diputada y ex alcaldesa, Marina Garay, así se lo notificó al presidente del CEN, Enrique Ochoa Reza.

Pero para entonces, todo indica que el líder de los taxistas en la Ciudad de México y dirigente nacional del tricolor, ya tenía encima a Pepe Murat Casab, y quien con toda su experiencia lo tenía cercado.

Es más, a principio de semana, Flores Espinoza ofreció una rueda de prensa en Xalapa para hablar del complot de Érick Lagos, Jorge Carvallo, Alberto Silva y Adolfo Mota en su contra, y en el CEN del PRI se irritaron.

Pero Felipe Amadeo ya estaba harto.

Ahora, Érick Lagos promueve a Regina Vázquez Saut para la presidencia del CDE del PRI.

Jorge Carvallo se promueve él mismo.

Y Erika Ayala, lideresa de la CNOP, dueña, se afirma, de un par de helicópteros, y a quien Corintia Cruz Oregón apoda “La enana”, cabildea también para sí misma.

Todos ellos, los fidelistas, tienen un solo objetivo: manejar las candidaturas a las alcaldías con sentido patrimonialista, como siempre durante doce años lo aplicaron.

Y luego enseguida, anotarse para las candidaturas al Senado de la República y a la gubernatura en el año 2018.

El único delito de Flores Espinoza es que nunca, jamás, jamás, jamás, se arrodilló ante Fidel Herrera.

Y con Javier Duarte, el prófugo de la justicia desde hace 89 días, fue institucional. Pero Duarte lo estafó.

Felipe seguirá luchando desde “Vía Veracruzana”, donde su fiel escudero, Mario Tejeda Tejeda, está listo para las municipales.

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