- Veracruz, paraíso natural
- Con sus políticos, el infierno
- Pobres seis de cada 10 jarochos
Luis Velázquez
EMBARCADERO: La elección del gobernador y los diputados locales a la LXIV Legislatura se acerca, en tanto la población de Veracruz está atrapada y sin salida en el desánimo, debido al mal gobierno que nos ha tocado vivir y padecer.
Cada aspirante y suspirante a la silla embrujada del palacio de Xalapa (suman 19 al momento) y cada partido político alardea de tener la fórmula mágica para acabar con la terrible y espantosa desigualdad social que en términos generales significa que el diez por ciento de la población es dueña del 60 por ciento de la riqueza estatal.
Más dramático si se considera la estadística del CONEVAL: de cada diez jarochos seis están en la pobreza y la miseria, en tanto casi un millón y medio de paisanos sÓlo aplican una o dos comidas al día, y mal comidas, dada la pobreza extrema.
Peor si se considera la estadística del INEGI de que Veracruz está habitado por una población insatisfecha con su vida y por tanto, lejos, demasiado lejos de la llamada felicidad.
Peor todavía si se recuerda el grado de insatisfacción debido, entre otras cositas, a que las hermanitas gemelas, la inseguridad y la impunidad, han llegado a Washington expuesta por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la CIDH.
Cada aspirante al trono imperial y faraónico habla de su receta mágica para crear un Veracruz estable y próspero, tal cual como sucede cada seis años con el discurso populista y mesiánico, palabrerío hueco, promesas incumplidas, tomaduras de pelo.
Así, en cada perorata los políticos dibujan la utopía soñada y garantizan el paraíso, cuando Veracruz hoy está acorralado por los jinetes del Apocalipsis, entre ellos, el desempleo, la criminalidad, la impunidad, el desaseo administrativo, la deuda pública, la desigualdad social y económica, la migración, incluso, la prostitución como una alternativa para llevar el itacate a casa.
ROMPEOLAS: El próximo gobernador será el número 74, y no obstante la riqueza natural de la tierra jarocha, resulta inverosímil que el CONEVAL dictamine que luego del estado de México del presidenciable Eruviel Ávila, Veracruz se ubique en el segundo lugar nacional de pobreza y miseria.
Lo peor: que cada seis años en el caso del gobierno de Veracruz y cada cuatro años ahora con los presidentes municipales aparezcan nuevas fortunas, todas de políticos a la sombra del poder.
Y, lo peor, en la más absoluta impunidad, cobijados por el ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, y la Comisión de Vigilancia del Congreso, integrada por quince diputados locales, quienes nunca, jamás, se lanzan a la yugular de los políticos poderosos para aplicar la Ley de Responsabilidades de Funcionarios Públicos.
Es el caso, incluso, ahora, cuando por un lado, la Auditoría Superior de la Federación interpuso una denuncia penal en la Procuraduría de Justicia de la nación en contra de 19 duartistas por irregularidades en los recursos federales.
Y cuando los duartistas interpusieron otra denuncia penal en la PGR en contra del panista Miguel Ángel Yunes Linares por enriquecimiento inexplicable.
Y cuando Yunes Linares interpuso otra denuncia penal en la Fiscalía General en contra de los duartistas.
Es decir, todos acusándose de corruptos, salpicándose de lodo, de igual manera como durante 23 años Yunes Linares ha acusado a Fidel Herrera y Fidel Herrera a Yunes, sin que nada, absolutamente nada, pase ni trascienda en la acción de la justicia.
Un país, pues, un Veracruz, como decía José López Portillo, de cínicos, cínico él mismo con su “Colina del Perro”, la súper mansión en la ciudad de México.
ASTILLEROS: Si vamos a la biografía de los 19 aspirantes y suspirantes por la silla embrujada del palacio nada indica que Veracruz se asoma a un nuevo día, a un nuevo tiempo, al tiempo de la dignidad humana en los próximos dos años de la gubernatura.
De entrada, el primer año será de ajuste y reajuste presupuestal para administrar la pobreza, el desorden, el dispendio y el derroche que dejó el fidelato y dejará el Duartismo.
Y en el año siguiente, 2017, habrá otra vez elección de gobernador, cuando el partido en el poder hará todo para ganar la elección y todo significa canalizar la mayor parte del presupuesto a la obra política.
Pero, además, será el tiempo de la rebatinga, pues también habrá elección de los 212 presidentes municipales, más unos dos mil síndicos y regidores.
Peor tantito si se considera que tales ediles podrán reelegirse durante 16 años consecutivos para sumar 20 años en el poder político local.
Y, por si fuera poco, nada anuncia en los 19 aspirantes una lucecita social en el largo y extenso túnel de la desgracia colectiva, pues su pasado político los condena en su paso por la administración pública.
Tal cual, la pobreza y la miseria seguirán arraigándose en la piel y la entraña de la población, con sus jinetes apocalípticos que son, entre otros, el desempleo, el subempleo, los salarios de hambre, la migración, la prostitución y la baja calidad educativa, de salud y de seguridad.
Con su riqueza natural, Veracruz es el paraíso, y con sus políticos, el infierno.